Pese a estar enfermo y desgastado por 14 años de gobierno, Hugo Chávez ganó, holgado, las elecciones en Venezuela. La gente votó por quien quiso y su voto fue respetado, pero la competencia electoral no fue limpia. Hubo burro amarrado contra tigre suelto: el oficialismo usó sin controles el aparato de Estado para ganar y ganó. Sin embargo, esta no es la única explicación: mucho del electorado pobre lo votó otra vez porque Chávez ha distribuido en programas sociales una parte de la riqueza petrolera. La vieja clase política se la robó por décadas, sin repartir, y muchos no olvidan aún.