Editor deportivo
Twitter: @titorosalescox
El triunfo de Richard Carapaz desnudó una vez más la forma como está estructurado el deporte en el país, sobre todo en su financiamiento en el Alto Rendimiento y en la masificación, básica en la identificación del deportista.
La Ley del Deporte hizo más burocráticos los trámites, centralizó y politizó, en el anterior Ministerio del Deporte, ahora Secretaría, a las federaciones provinciales, nacionales, ligas barriales y cantonales, que antes eran autónomas. A unas les quitó la independencia de administración que ejercían en la masificación, identificación y formación del deportista.
Los triunfos de Carapaz, Glenda Morejón, en marcha, boxeadores, ciclistas…, en las últimas semanas, deberían concienciar a la Secretaría del Deporte, replantear sus funciones. Es vital que se estructure una comisión técnica nacional que identifique a los talentos de las disciplinas para que reciban el respaldo del Estado, ya sea a través de su representante o de las federaciones provinciales.
Antes de eso, es necesario apostar por la base formativa, que la impulsan las provinciales, organizando selectivos y campeonatos interclubes.
Los funcionarios de la Secretaría del Deporte presumen de su apoyo a los deportistas. Claro que lo han hecho, en muchos casos, presionados por los triunfos de los que compitieron con zapatos reencauchados, o los que hicieron rifas, bingos y se endeudaron para viajar al exterior y competir en representación del país. Y se han respaldado en un Plan de Alto Rendimiento, pero administrado por personas que no son técnicas y que suelen destinar recursos subjetivamente.
Hay que mirar la funcionabilidad de la actual Ley del Deporte, despolitizarla, si es posible, con el propósito de impulsar una reestructuración en sus artículos e impulsar un proyecto a largo plazo, pero que beneficie al deportista.