La desunión en el fútbol es perpetua. Los dirigentes velan por los intereses de sus equipos, por tener poder e influencia en las organizaciones. Eso no ha variado. Parecía que la Ligapro desgarraría esa característica que ha impedido que el fútbol se desarrollase.
Una muestra es la forma como quieren cambiar rápidamente de sistema de campeonato, -incluso, aumentando el número de equipos- simplemente porque a los clubes no les agrada e incumple con sus proyecciones que hicieron a inicios de cada año. Esa propuesta es absurda porque deja un mensaje erróneo, poco serio, ante sus patrocinadores, aficionados y la sociedad en general.
Alterar el formato dejará una línea frágil que originará que anualmente se lo revise a conveniencia y no porque realmente existe un propósito de mejorar el fútbol del país. Lo que se refleja es que Los dirigentes de los clubes viven solo de momentos, desconociendo que tienen pasivos que superan los USD 100 millones.
La reunión que tuvieron delegados y presidentes de clubes, días atrás, proporciona un mensaje desestabilizador, en busca de poder, evadiendo responsabilidades de sus errores. La ausencia de los aficionados a los estadios también es culpa de los dirigentes. No pueden endosar esa causa solo a la televisión. Les compete impulsar planes para captar socios y retener a los que ya tienen. Pero alterar el sistema del torneo para mejorar sus ingresos económicos por el dinero que le da la TV no es la solución.