Editor deportivo
Twitter: @titorosalescox
El ‘piso 17’ es un bochorno para la sociedad. Futbolistas encerrados en una habitación libando y dirigentes ocultando el hecho, reflejan que el fútbol ecuatoriano, a la fecha, no ha cambiado en sus procedimientos.
Los seleccionados que representan a un país, -independientemente de los seis involucrados en la Copa América de Brasil- deberían ser ejemplo de moralidad y honorabilidad, que disientan de ese mito que solo son jugadores de fútbol. Ese es el deber ser de quienes son figuras públicas y modelo de superación para la ciudadanía.
El polémico caso se le fue de las manos a la FEF, especialmente a su presidente Francisco Egas.
Amenazó con que el 70% de futbolistas seleccionados tenía que ser reemplazado en la Tricolor, acusó a los indisciplinados y denunció abuso de confianza de funcionarios en el uso de cupos asignados a la organización, que supuestamente fueron comercializados por una operadora de viajes.
El desacierto fue omitir los nombres de los implicados y el resultado de la investigación que hizo la Comisión de Seguridad, que certificaba la indisciplina en la concentración del hotel de Brasil.
Una forma de ampararse fue que en el pasado estos actos habían sido comunes y que ahora requerían de un manual, pero deberían reestructurar el reglamento de la Comisión de Selecciones, que sí existe.
Esa postura muestra una contradicción de la actual dirigencia de la Federación con su propuesta de transparentar el fútbol, como lo anunciaron en su campaña. Es necesario que los dirigentes asuman un rol independiente, distante de los intereses de los equipos, que genere confianza en la sociedad y que impongan precedentes en beneficio del fútbol del país. Omitir nombres y sanciones es sinónimo de complicidad.