Editor deportivo
Twitter: @titorosalescox
El bochornoso episodio de los supuestos partidos amañados evidencia sin escrúpulos la forma cómo ha operado una parte del fútbol en el país. Un sujeto se ufana públicamente de ser el intermediario de promover un sistema corrupto.
De ‘replay’. Bochornoso y hasta coloquial porque un tal Genaro H. desfiló por estaciones radiales hablando de cómo era su modus operandi. ¿Y qué hicieron las organizaciones deportivas? La primera, la Ecuafútbol, que administra fue tibia, amparado en un caduco sistema administrativo y reglamentario. Solo abrió un expediente, en la que convoca a los supuestos involucrados para que rindan sus testimonios.
El contraste lo puso la LigaPro, que fue más allá y suspendió al presidente del Macará (Miller Salazar), indefinidamente. Mostró más independencia y dio avisos que se puede legislar sin condiciones en el futuro.
Las dos organizaciones que administran el fútbol deberían identificar y prohibir el ingreso de por vida de ese tal ‘Genaro’ a los estadios del país, en las series A, B y Segunda Categoría; y sobre todo impulsar un proceso judicial, sin importar quiénes sean los involucrados. No hacerlo mostrará la fragilidad con la que se desenvuelve el fútbol del país.
Es urgente darle un giro a la administración deportiva o de lo contrario seguirá rigiendo bajo las vivezas y triquiñuelas de un grupo de aprovechados, que no les interesa un cambio, sino la improvisación y caos.