Por Maribel, Katherine, Marilyn...
Los cuadros son desgarradores. Maribel perdió la vida luego de recibir 113 puñaladas. Katherine murió con 24 heridas y Marilyn con dos cortes profundos en el cuello. ¡Lamentable!
La cifra de femicidios es larga: 431 reportes entre agosto del 2014 y octubre del 2020.
Mujeres de entre 25 y 34 años han muerto más en manos de sus parejas o exparejas.
Guayas, Pichincha, Manabí, El Oro y Azuay, Los Ríos registran más decesos.
El Estado debe actuar de forma contundente. Está bien que en el 2014 se haya tipificado el femicidio en el Código Integral Penal, pero hay que ahondar más en la prevención.
¿Lo están haciendo? ¿Se ha entregado el dinero para esta tarea? Parecería que no.
En marzo, un poco antes de que estallara la crisis sanitaria, cinco colectivos denunciaron cómo en este año el presupuesto para ejecutar el Plan Nacional para la Erradicación de la Violencia contra las Mujeres bajó de USD 5,4 millones a USD 876 862.
Tres meses después, la Judicatura también alertó sobre un recorte de recursos que debían ser invertidos en las oficinas judiciales que conocen temas relacionados con género y familia. Esto no provoca más que un retardo en el cumplimiento de obligaciones para contrarrestar este problema.
Es urgente actuar. Las cifras lo ratifican. Este año comenzó con cinco casos. En mayo, en plena pandemia, hubo 11. En agosto nueve, en septiembre siete y octubre cerró con tres.
Pero noviembre sorprendió a todos. En el último feriado se reportaron cinco ataques mortales. La gente reaccionó. Grafiteó el puente Mariano Moreno de Cuenca y armó plantones en esa ciudad, en donde Maribel apareció sin vida. Su cuerpo, con signos de extrema violencia, fue hallado al interior de un taller. Dos niños quedaron en la orfandad.
Grupos de DD.HH. han advertido sobre cómo actúan los perpetradores: las víctimas son estranguladas, decapitadas, mutiladas, violentadas sexualmente. En un informe se dice que su forma de operar denota crueldad, odio y saña. Hay que parar semejantes hechos.