El masivo uso de las herramientas tecnológicas en medio de la pandemia hizo que poderosas redes delictivas pululen en el ciberespacio. Las alertas están lanzadas. La Policía y los servicios de Inteligencia tienen un arduo trabajo. Resulta que grupos bien estructurados captan a personas con urgencias económicas, ofrecen créditos falsos y perpetran estafas.
57 casos están en poder de los investigadores. Aunque es un subregistro, pero son denuncias que permitirán entender las complejas estructuras con las que se manejan las mafias. Los primeros informes muestran cómo supuestos prestamistas que se mueven por medio del Internet ofertan créditos inmediatos desde USD 1 000 hasta 800 000, sin garantes ni hipotecas y con tasas de interés mensual del 1 al 5%. Requisitos por demás sospechosos.
Los interesados son obligados a depositar un ‘encaje’ del 10% al 30% del valor solicitado. La Policía sabe que con esas condiciones el riesgo de engaño es alto.
Los afectados se organizan poco a poco. 2 400 personas se unieron en Facebook para denunciar todo tipo de estafas. Uno canceló USD 1 190 para que le gestionen una importación de productos. Perdió todo el dinero. Otro pagó por un electrodoméstico que solicitó a través de una plataforma de comercio virtual. El vendedor era falso.
Las mafias que perpetran este tipo de ilícitos comenzaron a actuar con fuerza desde el inicio de la pandemia. Hubo personas que recibieron llamadas sospechosas. Desconocidos montaron historias ficticias. Dijeron que supuestos familiares de quienes contestaban el teléfono eran detenidos por irrespetar las restricciones que regían entonces y para no ser llevados a la cárcel debían pagar hasta USD 200. El dinero terminaba en las cuentas de quienes decían ser agentes. Todo era irreal.
Los investigadores lanzan advertencias: no depositar nada en cuentas de desconocidos. En escenarios complejos, los servicios de ayuda del ECU-911 están disponibles. Las Unidades de Policía Comunitaria también.