Informe Judicial

Es una columna que incluirá información sobre temas relacionados con seguridad y justicia. Otros artículos del autor: http://bit.ly/gTipanluisa Twitter: @ECtipanluisag

Geovanny Tipanluisa

Licenciado en Comunicación Social por la Universidad Central del Ecuador. Tiene 20 años de experiencia en periodismo. Colabora con el Grupo EL COMERCIO desde el 2003 y se ha desempeñado en diversos puestos desde entonces. Actualmente es Editor de Seguridad.

Fiestas y licor durante el estado de excepción

Las cifras causan pavor. Pese a las prohibiciones vigentes por el grave estado sanitario que atraviesa el país, personas irresponsables han organizado fiestas en sus domicilios y otras han sido descubiertas mientras bebían en las calles. Los operadores del sistema de auxilio ECU-911 han recibido 4 534 llamadas de ciudadanos que denuncian a estos grupos.

Solo en Guayaquil se han reportado 742 alertas. En Esmeraldas son 681, en Quito 352, en Santo Domingo de los Tsáchilas 225, etc. Bajo el debido proceso y el derecho a la defensa, los culpables deben ser castigados drásticamente. Hay que sentar precedente.

El Código Penal (art. 282) sanciona con cárcel de uno a tres años a los infractores.

No pueden repetirse escenas violentas como las del 4 de mayo pasado, cuando un humilde joven que recolectaba basura fue arrollado por un conductor que transitaba por el sur de Quito en estado etílico.

En Santa Elena, un hombre tuvo que reconocer su culpa para no ser sancionado con todo el rigor de la ley e ir a la cárcel hasta tres años. Hoy paga una condena de cuatro meses de prisión por movilizarse embriagado en pleno estado de excepción.

Estas actitudes son por demás reprochables. Resulta que en las fiestas no solo se ha descubierto licor, sino droga y hasta menores de edad. Además, como era de esperarse, en estas concentraciones nadie toma medidas de bioseguridad, no respetan el distanciamiento recomendando, nadie usa mascarillas ni gel desinfectante. Beben de la misma botella o con el mismo vaso. Así, las posibilidades de contagio se multiplican.

Los policías, que tienen asignadas tareas precisas para minimizar la pandemia, también deben estar detrás de estas imprudentes citas sociales. Eso ha permitido determinar que la mayor cantidad de fiesta se reporta los sábados y los domingos. Por esa irresponsabilidad, familias enteras resultaron afectadas luego de los festejos por el Día de la Madre.

El país necesita de la colaboración de todos para salir de esta profunda crisis. ¡Apoyen!