Repugnancia. Sí. Eso provocan los ataques que las cibermafias perpetran en contra de menores de edad. Resulta que la pandemia hizo que niños y adolescentes usen masivamente las herramientas tecnológicas y las redes delictivas comenzaron a operar con fuerza.
Las estadísticas lo dicen todo. Junio reportó el pico más alto de denuncias: 588 en el país. Esa métrica fue superior a enero y febrero, cuando el país estuvo libre del covid.
Quienes están detrás de estos delitos son poderosos grupos, con nexos en Colombia, Perú, Brasil, México y países europeos.
Ecuador ha avanzado mucho en la legislación. El Código Penal (art. 173) sanciona con cárcel de hasta cinco años a la persona que a través de medios electrónicos o telemáticos concrete un encuentro con menores de 18 años y cometa una agresión sexual.
La norma es clara, pero la facilidad que los sospechosos tienen para moverse por el amplio espectro cibernético dificulta las pesquisas y el seguimiento de los casos.
Las cibermafias pueden estar una nación y la víctima en otra. Eso ocurrió hace 15 días.
La familia de una niña que vive en Medellín-Colombia denunció haber sido contactada por pedófilos que actuaban en una plataforma. Los mensajes salían de un número de Ecuador. Desde aquí le hablaron de un concurso. Para participar debían enviar imágenes con contenido sexual. Después pedían que eliminara la conversación del teléfono.
La niña contó lo sucedido a los padres y ellos a la Policía de su país ¡Enhorabuena!
La Fiscalía lanzó algunas alertas para las familias. Ojo con estos detalles: el delincuente por lo general es adulto. Navega en Internet con identidad falsa. Usa fotos de la misma edad del menor que se contacta. Se le acerca, llega a un nivel de confianza y comete el delito.
La Policía acaba de decir que uno de los desafíos ahora es la ciberdelincuencia. La entidad tiene claro que la nueva normalidad podría generar más delitos a través de la Red. El Estado tiene la obligación de actuar con agilidad para poder frenar a esos grupos ilegales.