Informe Judicial

Es una columna que incluirá información sobre temas relacionados con seguridad y justicia. Otros artículos del autor: http://bit.ly/gTipanluisa Twitter: @ECtipanluisag

Geovanny Tipanluisa

Licenciado en Comunicación Social por la Universidad Central del Ecuador. Tiene 20 años de experiencia en periodismo. Colabora con el Grupo EL COMERCIO desde el 2003 y se ha desempeñado en diversos puestos desde entonces. Actualmente es Editor de Seguridad.

Nadie frena los fatídicos accidentes viales

Es catastrófico ver cómo en el país cada día mueren seis personas y otras 53 quedan con algún tipo de lesiones después de un accidente de tránsito. La autoridad apenas reacciona. Sus anuncios son repetitivos y sin efecto.
El lunes, la agencia que regula el tránsito volvió a plantear un ajuste en los requisitos para que una persona obtenga la licencia.

El 15 de julio del 2017, el entonces director de esa dependencia, John Hill, ya habló de lo mismo y anunció un proyecto que involucraba a los conductores profesionales y no profesionales. Pero nada se ha concretado.

Ahora, el país ha tenido que lamentar 23 muertes en solo dos siniestros viales producidos por supuesto exceso de velocidad.
Entonces, urge revisar cómo se prepara a los choferes de transporte pesado y determinar a qué tipo de evaluación están sometidos y con qué periodicidad se lo hace.

Está bien que 15 355 conductores que tienen licencia profesional se hayan inscrito para la evaluación que comenzó el 4 y 5 de agosto, pero en el país son 65 000. ¿Qué pasó con el resto? La autoridad está obligada a que todos entren en este proceso. Tienen que hacerlo y demostrar teórica, práctica y psicológicamente que están aptos para trasladar decenas de pasajeros.

Las evaluaciones tienen que ser sostenidas. No basta decir que en el 2014 se sancionó a dos empresas responsables de accidentes y que en el 2017 suspendieron a 89. Esas medidas no han dado resultados, porque tres meses después de la amonestación vuelven y provocan más muertes y tragedia.

También es apremiante revisar las licencias no profesionales. En el 2014, una Asamblea, con mayoría correísta, eliminaba la obligatoriedad de pasar por un curso para obtener el permiso Sportman. En esos días había júbilo en la Legislatura. El oficialista que propuso esa iniciativa se sentía triunfador y decía que el curso era una “carga”, que “no garantizaba” el aprendizaje y que “precautelaba los intereses económicos de ciertos grupos”. Discurso populista que solo empeoró la situación.