Escaparate Cultural

Este es un espacio en el que se exhibirán ideas y reflexiones sobre libros, arte y series de televisión. Parafraseando a Jorge Luis Borges: Que otros se enorgullezcan por lo que han escrito, yo me enorgullezco por lo que he leído y lo que he visto Twitter: @itoflores84

Gabriel Flores

Licenciado en Comunicación Social por la U. Central del Ecuador. Máster en Literatura Hispanoamericana y Ecuatoriana por la Pontificia Universidad Católica del Ecuador. Colabora con grupo EL COMERCIO desde el 2014. Escribe para la sección Cultura e Ideas.

El covid-19 y el lenguaje bélico

“Acercarse o no, esta es la cuestión”. La frase shakesperiana, que calza perfecto para estos días de confinamiento mundial, es parte de una entrevista que la escritora bielorrusa Svetlana Alexievich se realiza a sí misma y que la incluyó en ‘Voces de Chernóbil’, un libro poblado de testimonios sobre la catástrofe nuclear, que ocurrió el 26 de abril de 1986, en la Central Eléctrica Atómica de Chernóbil.

De entrada, se podría pensar que la catástrofe tecnológica más grave del siglo XX y la actual pandemia producida por el covid-19 no tienen ninguna similitud más allá del distanciamiento social, sin embargo, las similitudes saltan a la vista, sobre todo, las relacionadas al uso del lenguaje bélico por parte de las autoridades y los medios de comunicación.

Por esos años, en ciudades como Minsk o Sam Petersburgo, como sucede ahora en Guayaquil, Milán o Nueva York, los doctores, enfermeras, bomberos y científicos pasaron a ser parte de una masa homogénea a la que todos se referían como héroes. Así llamaron a miles de hombres y mujeres, entre ellos Vasili Ignatenko, un bombero que murió con todos sus órganos internos carcomidos por la radiación que recibió al intentar apagar el fuego del reactor nuclear de Chernóbil.

En ese océano de testimonios recopilados por Alexievich hay otra constante que llama la atención: la reticencia de los ancianos en asumir, como les decían policías y militares, que tenían que ser evacuados porque estaban en una zona de guerra. Como sucede ahora con el covid-19 las partículas radioactivas no se podían ver. En Chernóbil y sus alrededores brillaba el Sol como nunca y por ninguna parte se veía humo ni gases y tampoco se oían disparos.

El problema del uso de este lenguaje bélico radica, como lo señala Alexievich con lucidez, en que dificulta la comprensión de las personas de que están frente a una nueva historia, un momento para el que nadie los preparó y que necesita ser nombrado a partir de sus particularidades. Lo otro es que ‘Voces de Chernóbil’ también recuerda que en la literatura se pueden encontrar no solo las huellas del pasado sino las del futuro.