El sueño de construir un estadio propio
Comentarista,
@guapodelabarra
El estadio propio fue (y sigue siendo) el sueño de muchos clubes que han fracasado en su meta de construirlo. Ahí está un equipo que hasta llegó a presentar maquetas, que incluían lujosas suites y hasta un centro comercial.
Y ahí está otro club, hoy todavía aferrado a convertir el terreno que posee, cortesía de la dictadura, en un escenario deportivo a la altura de su linajudo pasado. Pero los sueños son solo eso, sueños, si no van acompañados de gestión y voluntad.
En cambio, hay otros dirigentes que hablan menos y hacen más. Bueno, es verdad que en el caso de Luis Chango, el mandamás de Mushuc Runa, no se guarda nada cuando tiene un micrófono al frente; pero ha logrado que la comunidad de Echa Leche, en los páramos de Tungurahua, tenga un estadio profesional de fútbol. A primera vista se puede pensar que el dinero de la cooperativa indígena del club permitió la construcción de esta obra, pero hay más que eso: se debió tener perseverancia para vencer a la especulación de precios de los terrenos aledaños y convicción para sacar los planes adelante, sin apoyo público de ningún tipo. Y ahí está: mientras unos se esperan a que el Gobierno colabore, aparece un estadio levantado con mingas de la propia comunidad.
Por supuesto, un estadio no garantiza los éxitos deportivos ni tampoco los financieros; pero hay planes deportivos (ser campeón de Ecuador) y sociales (reivindicar a las comunidades indígenas) que hacen de este estadio algo más que un montón de cemento.