El guapo de la barra

Lo que otros callan por temor o timidez, aquí se lo dice sin anestesia. Es comentarista de fútbol de EL COMERCIO.

Alejandro Ribadeneira

Licenciado en Comunicación Social por la Universidad Central. Es periodista desde 1994. Colabora con el Grupo El Comercio desde el 2000 y se ha desempeñado en diversos puestos desde entonces. Actualmente ocupa el cargo de Editor Vida Privada.

La selección de a dólar de Gustavo Quinteros

Los últimos acontecimientos en torno a la Selección nacional merecen unas reflexiones, urgentes de cara a los partidos en que Ecuador prácticamente definirá la clasificación al Mundial del 2018 o, lo que luce más probable, merecerá la eliminación.

1. El partido con Trinidad y Tobago salió sobrando. ¿Era necesario traer a los caribeños para que el entrenador Gustavo Quinteros observara a ciertos jugadores? Si Quinteros hubiera asistido con más regularidad a los estadios, no tendría que estar armando estos amistosos fuera de las fechas FIFA para ver cómo se mueven los jugadores. Si realmente habría cumplido con lo básico, es decir, mirar el torneo local, sabría que Pedro Velasco es lo mejor que hay para reemplazar a Juan Carlos Paredes, que Matías Oyola no está en condiciones para jugar ante Brasil, que Ayrton Preciado sigue verde para la Tricolor, que Pedro Ortiz debe ser el segundo arquero y que ningún jugador de LDU, club que pelea por no descender, tiene actualmente el nivel de vestir la camiseta nacional.

2. Quinteros se ha esmerado en fracasar como líder del equipo debido a que ha sido incapaz de construir una selección más allá del corto plazo. Es verdad que los seleccionadores nacionales dependen de cómo lleguen las estrellas a los cotejos oficiales, pero siempre tienen alternativas, esa es su obligación. Miren a Pékerman, un ejemplo de planificación. Colombia entró en un bache y el entrenador, en lugar de llorar por el bajón de James o Radamel Falcao, trabajó para superar el mal momento y dar el salto de calidad que se requería. Colombia está cerca del Mundial. ¿Qué hace Quinteros ante los problemas? ¡Ahora reza! Se encomienda a los santos, que intercedan por él. Todos tomen sus rosarios.

3. La ruptura del entrenador con los jerarcas de la Ecuafútbol ya no se disimula. La llegada de ‘asesores’ que el DT no pidió ni necesita, y el arribo de Jorge Célico para comandar a todas las selecciones de menores, evidencia que Quinteros solo está en el puesto por inercia. Acorralado por las circunstancias y presionado por el sexto lugar, se inventó amistosos con equipos centroamericanos que solo sirven para que le hagan memes. Ha devaluado a un equipo que, hace solo cuatro años, se medía con Portugal, Holanda y Turquía. Que se pida un dolarito para entrar a ver a la Tricolor, casi como un acto de caridad, de verdad que rompe el corazón. Aunque duele más la devaluación en la tabla de posiciones, del primer lugar al sexto, y rezando para entrar a la repesca.

4. Otra vez, se deslizó el espinoso tema de la sede de la Selección. Debe ser Quito. Desaprovechar el fortín natural es una insensatez. Por más teorías sobre los glóbulos rojos y los legionarios a nivel del mar que se hagan, la verdad siempre fue esta: la suma de altitud, público entusiasta del Atahualpa y un equipo adecuadamente preparado (potencia, velocidad, recursos) hace de Ecuador el equipo más temible de local. Quinteros subestimó a la altitud, se echó encima a los quiteños (y a casi todos los hinchas del país) y el equipo se le cayó en lo físico y en lo táctico. Conviritó a la Tricolor en un equipo de la dólar. Ahora sí, recemos nomás.