Alejandro Ribadeneira, Comentarista alejo@elcomercio.com
Liga de Quito vive horas de incertidumbre porque faltan tres meses para que la familia Paz (o más específicamente, el equipo de trabajo que han comandado Rodrigo Paz y su hijo Esteban) entregue el plantel de fútbol profesional.
La realidad es que es los socios están desconcertados porque, luego de 20 años, no se han formado valores en la dirigencia que además cuenten con los recursos administrativos, logísticos y financieros para asumir la administración de algo tan complejo, y tan particular, como un equipo de fútbol.Liga aplicó un modelo que le permitió crecer exponencialmente, dar el salto de un equipo mediocre y mediotablero, a una entidad de prestigio internacional. En los 90, todos estaban seguros de que el primer equipo ecuatoriano que ganaría la Libertadores sería Barcelona SC. Pero los socios de Liga aceptaron que el equipo de fútbol debía ser administrado por especialistas de varias áreas. Nació el estadio. Llegaron los títulos nacionales y también los internacionales.
Todo se acaba y la familia Paz devolverá el encargo, con el debate de si el modelo de gestión está agotado. ¿Los socios deben asumir la administración del equipo? ¿Pueden hacerlo? ¿Se debe sostener el modelo actual, delegando el equipo a otros administradores que inyecten capital? ¿Hay alguna fórmula intermedia? Lo que sí hay es pánico. Liga ya está en la Copa Libertadores del 2019 y no habrá familia Paz para regresar a ver.