Parecía que la era de Luis Chiriboga estaba por apagarse en el Congreso de la Ecuafútbol del 8 de enero, pero no hubo la fuerza suficiente para que se votara por su destitución.
¿Qué pasó? ¿Por qué el suspendido presidente de la Federación se salvó de ser separado permanentemente del cargo, a pesar de que todos sus colegas de América del Sur ya no están en sus puestos? Veamos las razones:
1. El poder de las provincias
Luis Chiriboga mantiene su influencia en las asociaciones provinciales. Ningún club, excepto Macará, defendió abiertamente al dirigente. Fueron los representantes provinciales los que, incluso comparándolo con Jesucristo (Dios perdone esta blasfémica metáfora), patalearon para que no se votara la moción de su separación del cargo. Ya que estamos con términos bíblicos, es claro que Chiriboga es adorado por las asociaciones, que esperan la resurrección de su líder al término de los 90 días de las investigaciones.
2. La tibieza de los clubes
Liga Deportiva Universitaria, Católica y Manta fueron los clubes abiertamente partidarios de la destitución. Pero no se sumaron los grandes ni tampoco los medianos. Faltó más fogosidad, más dureza, más determinación, quizás amenazar con algo así: “O se va Chiriboga o no jugamos el Campeonato ni prestamos jugadores a la Tricolor”. Algo más miedoso y que asuste de verdad a los patrocinadores. Pero con los clubes indecisos y hasta temerosos de un fantasma ausente que lleva derrotando
17 años a sus opositores, pues era difícil conseguir apoyo.
3. El status quo impera
Aunque Luis Chiriboga esté suspendido, disfruta de fichas fieles en la Ecuafútbol que lo defienden con una devoción más grande que la de Samsagaz Gamyi por Frodo. Por ejemplo, el criterio jurídico para votar por la destitución estuvo a cargo de Guillermo Saltos, abogado de la FEF y notoriamente partidario del presidente suspendido. ¿Qué esperaban que dijera, que sigan nomás? Al final, aunque la Asociación de Fútbol Profesional Ecuatoriano (AFPE) ha ganado legitimidad, en el fondo no ha cambiado nada estructural todavía. Todo lo que decidió el Congreso es epidérmico, fatuo, coyuntural.
4. El Gobierno no dice nada
Hasta ahora existe una aparente neutralidad por parte del Gobierno, a la espera de cómo se desarrollan las investigaciones. Otra vez, esos 90 días parecen ser la clave de todo antes de comenzar con las acciones y eso parece contar también para las autoridades gubernamentales.
5. No puedes vencer a Jesucristo
Ya lo dijo el representante de Manabí, Chiriboga es Jesucristo y sus acusadores son un grupo de Barrabases. Ante eso, mejor reír. Amén.