México ha dicho adiós. Se lleva sus emotivos cotejos a lo Frida, las atajadas del Memo (el rey del reflejo), los hinchas con camisetas del Chapulín y el ya emblemático y homofóbico grito de “¡putooo…!” para los guardametas. Lo deja sin Mundial una tremenda Holanda, que otra vez tuvo en su atleta Arjen Robben a su destructor de sueños.
Claro que esta vez los jueces volvieron a a sembrar esa maldita semilla de la sospecha por sus decisiones alrevesadas en que se tragan el pito en un penal claro y lo hacen sonar en una jugada más apretada.En todo caso, México se fue derritiendo poco a poco y el engranaje de Van Gaal privó a los mexicanos de un triunfo que ya saboreaban con chile y todo. Lástima.
En el otro duelo de octavos, Costa Rica tocó el cielo. No fue su mejor cotejo y dejó que la rocosa Grecia forzara los alargues. Pero los ticos de Pinto lucharon, no se dieron por vencidos aunque se quedaron con diez y tuvieron una serenidad tremenda en los penales. Histórico triunfo para uno de los mejores planteles de la CONCACAF de la historia.