El guapo de la barra

Lo que otros callan por temor o timidez, aquí se lo dice sin anestesia. Es comentarista de fútbol de EL COMERCIO.

Alejandro Ribadeneira

Licenciado en Comunicación Social por la Universidad Central. Es periodista desde 1994. Colabora con el Grupo El Comercio desde el 2000 y se ha desempeñado en diversos puestos desde entonces. Actualmente ocupa el cargo de Editor Vida Privada.

La inaudita quiebra del Deportivo Cuenca

La crisis del Deportivo Cuenca es una nueva señal (¿cuántas más deben presentarse?) de la enorme fragilidad estructural del fútbol ecuatoriano.

Que los morlacos sufran por falta de liquidez no es una novedad y basta releer las reseñas de prensa de sus mejores temporadas en la década del 70 para comprobarlo. Aunque se supone que, tras la venta del complejo de Patamarca, el grueso de las deudas, sobre todo con el SRI, estaban solventadas. Pero, pese a esa transacción, la crisis nunca se fue. 

Pero hoy estamos en una situación de alarma total, de un auténtico drama porque la ausencia de recursos ha generado la salida de jugadores, el atraso de los sueldos y el incumplimiento de pagos a un abanico de acreedores. Esto generó una inédita suspensión, no solo del equipo de la LigaPro, sino también de los cuadros de todas las categorías, incluido el equipo femenino.

Sí, el temor de que el Cuenquita sea un nuevo Deportivo Quito asusta a los hinchas, aunque hay una diferencia con los chullas: ¡Deportivo Cuenca es el principal equipo de la tercera ciudad más habitada de Ecuador!, por lo que parece inaudito que los dirigentes de turno hayan sido incapaces de crear las condiciones para un desarrollo financiero medianamente razonable.

Se vienen días grises para el ‘Expreso Austral’ y para la LigaPro, llena de socios en bancarrota, con déficit millonarios, cada vez más inmanejables.