El guapo de la barra

Lo que otros callan por temor o timidez, aquí se lo dice sin anestesia. Es comentarista de fútbol de EL COMERCIO.

Alejandro Ribadeneira

Licenciado en Comunicación Social por la Universidad Central. Es periodista desde 1994. Colabora con el Grupo El Comercio desde el 2000 y se ha desempeñado en diversos puestos desde entonces. Actualmente ocupa el cargo de Editor Vida Privada.

Barcelona de Guayaquil y Liga de Quito (e hinchas de cristal)

Parece que la llamada ‘generación de cristal’ también abarca a ciertos hinchas a los que todo les molesta y lo interpretan como un ataque o una conspiración promovida por envidiosos enemigos.

El más reciente caso de gente ofendida por tonterías es la polémica desatada porque se denominó a Barcelona Sporting Club como ‘Barcelona de Guayaquil’ en un tuit de Liga de Quito (¿o se dice LDU?) dedicado a las acreditaciones del duelo de este sábado 20 de marzo.

Desde un punto de vista gramatical, no hay razones para ofenderse. Barcelona se llama así mismo, ‘Barcelona’. Al agregar el complemento ‘de Guayaquil’, de ninguna manera se lo hace para cambiar el nombre porque funciona, más bien, como un adjetivo, concretamente, un gentilicio. Es como decir ‘el guayaquileño Barcelona’.

Claro, aquí entran en juego los contextos y las sensibilidades, sobre todo las relacionadas con esa eterna polémica que perseguirá a Barcelona SC hasta la eternidad por ser tocayo del FC Barcelona, de Cataluña, uno de los clubes más poderosos del mundo, y de utilizar un escudo similar. Bromas y malos entendidos por eso hay y habrá montones.

​De todos modos, es verdad que, fuera de Ecuador, a veces sí es necesario aclarar si se trata de BSC o de FCB, aunque se ha usado indistintamente ‘Barcelona de Ecuador’ y ‘Barcelona de Guayaquil’. Vean:

​Muchos, quizás algo afiebrados por la pasión, creen que en el tuit de LDU (¿no es LDU-Q?=) es una manera vengativa de señalar que Barcelona es algo así como una copia o que se arroga una representacional nacional, cuando hasta el club más pequeño que compite en el exterior también representa al país.

Pero no, es solo un tuit insignificante que ha tenido más repercusión de la necesaria. Como siempre, el que se pica, pierde, exactamente igual a los que se ofenden porque cuatro estrellas no aparecen en algún mensaje.