Los imbabureños se sienten orgullosos de ser un Geoparque Mundial de la Unesco. Y cómo no estarlo si esa designación les ha permitido mostrar sus complejos volcánicos, lagunas y su riqueza intercultural, pero también los ha obligado a trazar un plan de desarrollo.
En Imbabura, sus habitantes, los alcaldes de los seis cantones y el prefecto se enfocan en potenciar y mejorar los geositios, que son referentes para el turismo, la conservación y para transformar la vida de las comunidades, a través de las inversiones. Esta tarea apenas comienza, pues la declaratoria de la Unesco llegó en abril del año pasado.
Esta exposición al mundo también la quieren aprovechar Napo, Tungurahua y Chimborazo, que se postularon para convertirse en nuevos geoparques del país.
A través del proyecto Napo Sumaco se conoce que esta provincia amazónica posee 200 sitios donde hay cavernas para el turismo y 51 geositios de interés natural, arqueológico, geológico, cultural y turístico; además, tienen el volcán Sumaco y el área protegida que lleva su nombre.
Es decir, Napo tiene un enorme potencial para los investigadores y los turistas del mundo que quieran descubrir nuevos geositios. Para las comunidades de esas zonas, que en su mayoría son de pueblos indígenas, constituye una valiosa oportunidad, para hacer crecer sus pequeños emprendimientos turísticos y productivos, porque con seguridad llegarán muchas inversiones y proyectos. El desafío empezó recién este 31 de enero, cuando la Unesco notificó que Napo Sumaco es aspirante a Geoparque.
Baños, Pelileo y Patate, en Tungurahua; y Guano y Penipe, en Chimborazo, están en el proceso de postularse. El proyecto Geoparque Volcán Tungurahua comprende 200 atractivos turísticos y geositios, identificados en los cinco cantones e incluye a los volcanes Tungurahua, El Altar y el Chimborazo.
La experiencia de Imbabura servirá de ejemplo para constatar los beneficios de portar el sello de Geoparque de la Unesco.