Los peligros de viajar por la vía Quito-Lago Agrio
Para quienes usan la carretera Quito -Lago Agrio, los viajes son insufribles y peligrosos. Luego de atravesar la zona de Papallacta, los daños en la carpeta vial son permanentes.
En los 264 kilómetros de este importante corredor vial, los usuarios se encuentran con una infinidad de obstáculos e interrupciones. Como son muchas zonas averiadas se pierde la cuenta sobre cuántos tramos tienen un solo un carril, porque el otro se fue al precipicio, o cuántos tramos están resquebrajados o lastrados.
En algunos sitios se han colocado llantas y cintas amarillas, que -de alguna manera- alertan sobre el hueco; en los demás, los vehículos se topan con la vía llena de piedras o lastre. El peligro es más latente cuando llueve o durante las noches.
Los habitantes de Sucumbíos, que son los usuarios habituales de este eje, se preguntan cuándo se harán inversiones en esta arteria de apenas dos carriles.
Dicen que llevan años en espera de que los recursos que salen del petróleo que se explota en su territorio se refleje -por lo menos- en una vía de excelentes condiciones.
Esta provincia amazónica aportó con el 54% de su actividad económica al PIB nacional, según los últimos datos del 2017 del Banco Central. Ese porcentaje se traduce en USD 821 millones, que se obtuvieron en la extracción del crudo, gas natural, actividades de servicio relacionadas, y la fabricación de productos de la refinación del hidrocarburo.
Esa fuerte producción no se ve en inversiones en la vía Quito - Lago Agrio, que se caracteriza por las curvas sinuosas que hay en casi todo su trayecto. Tampoco tiene señales de tránsito, o las pocas que hay son deficientes.
El tramo que más daños tiene se ubica entre Lumbaqui -la cabecera parroquial- y la parroquia El Reventador, del cantón Gonzalo Pizarro. Al salir de El Chaco y pasar el poblado Baeza, la carretera sigue siendo pésima entre Cuyuja y Papallacta.
En carro particular o en bus se hace hasta seis horas de viaje, y el peligro de por medio.