El balcón de Ecuador

La columna expone temas urbanos de las ciudades, las experiencias positivas de las ciudades y sus habitantes, prevención de desastres, la conectividad vial del país y el turismo. Otros artículos del autor: http://bit.ly/bttyJumbo

Betty Jumbo

Betty Jumbo

Licenciada en Comunicación Social de la Universidad Central, diplomado por la Universidad Andina Simón Bolívar y maestría por la Universidad de Miami (Estados Unidos). Es periodista desde 1995. Actualmente, es Editora de la Sección Ecuador en El Comercio.

Mala memoria y no aprendemos a prevenir

Cada vez que un volcán erupciona nos sorprendemos tanto, que pareciera que fuera la primera vez que ocurre algo así en este país. La verdad es que hemos vivido dos décadas con erupciones explosivas de cinco volcanes.

Nos han afectado, sobre todo, sus nubes de ceniza, que han llegado a zonas impensadas o lejanas. Eso fue lo que hizo el Sangay, el último volcán del sur del Ecuador; la ceniza se desplazó desde Morona Santiago hasta caer sobre Guayas, Santa Elena, Los Ríos, Manabí y dos provincias de la Sierra, que están un poco más cerca del volcán.

No hay nada de malo en sorprenderse, lo que no está bien es que en 21 años de erupciones no hayamos aprendido a convivir con ellas y a minimizar los daños.

Tenemos mala memoria y una deficiente cultura de prevención. Los funcionarios del Servicio Nacional de Gestión de Riesgos, del Ministerio de Agricultura, de las gobernaciones y otras instituciones se movilizaron inmediatamente para ayudar, pero ya era tarde, porque casi todo estaba dañado. Muchos agricultores y ganaderos perdieron su único sustento económico.

¿Por qué en vez de lamentarnos, mejor nos preparamos? En el país tenemos a Tungurahua, como un buen ejemplo de cómo convivir con un volcán en erupción. Sus habitantes lo aprendieron durante 16 años de actividad de este coloso.

Por lo que ha pasado con el Sangay, esa experiencia solo ha servido para Tungurahua. No se ha compartido ni es parte de un plan nacional. Los campesinos de esa provincia, por ejemplo, saben qué cultivos no deben sembrar para no perder su inversión o conocen formas de manejar la ceniza. En Baños, Pelileo o Penipe ya no se siembra papa, sino cebolla o avena, que resisten a la ceniza.

El Servicio de Gestión de Riesgos, ente ejecutor de la política de prevención en coordinación con los gobiernos locales, sigue debiendo esa tarea impostergable. Por si acaso, el Reventador, Cotopaxi, Cayambe y Chiles-Cerro Negro están muy activos.