El balcón de Ecuador

La columna expone temas urbanos de las ciudades, las experiencias positivas de las ciudades y sus habitantes, prevención de desastres, la conectividad vial del país y el turismo. Otros artículos del autor: http://bit.ly/bttyJumbo

Betty Jumbo

Betty Jumbo

Licenciada en Comunicación Social de la Universidad Central, diplomado por la Universidad Andina Simón Bolívar y maestría por la Universidad de Miami (Estados Unidos). Es periodista desde 1995. Actualmente, es Editora de la Sección Ecuador en El Comercio.

El ejemplo de Portoviejo para contener el virus

En Portoviejo, los voluntarios de 16 parroquias están haciendo la diferencia en la lucha para controlar el coronavirus y evitar que los habitantes se contagien o que sus enfermedades se agraven por la falta de atención.

Ellos son médicos, enfermeras, paramédicos, auxiliares, estudiantes de Medicina, Enfermería o de Primeros Auxilios. Son 304 y son vecinos de los barrios, donde funcionan 89 puestos de atención médica. Cuando no están en sus trabajos dan una mano en esos centros y lo hacen de forma gratuita.

Esa especie de red ha servido para atender a las personas con enfermedades no tan graves y así se ha evitado que vayan a los hospitales a saturar los servicios; pero también ha hecho que menos personas se contagien con el covid-19 al impedir que se movilicen de un lugar a otro.

El éxito -si cabe este calificativo- de este programa se debe a la buena articulación que hay entre las varias instituciones que participan en su funcionamiento. Ahí están el Municipio, los dirigentes de los barrios, los líderes de las parroquias, el Ministerio de Salud, los bomberos, la cooperación alemana GIZ y de Estados Unidos.

Este modelo ciudadano de contención del virus es un buen ejemplo de lo que se puede hacer para ayudar en la prevención de esta enfermedad. Y también es posible replicarlo en otras ciudades.

En Quito se intenta controlar las aglomeraciones, el uso obligatorio de las mascarillas y el distanciamiento interpersonal en siete sectores conflictivos de la ciudad.

El Municipio ha recurrido a los dirigentes barriales para tener el pulso del comportamiento de los ciudadanos. Aunque aún es temprano para ver resultados es una buena idea, que tiene que ser sistemática y permanente. No se tiene que quedar en anuncios. Si se convierte en una práctica permitirá aplicar medidas, que ayuden a mejorar la disciplina de los habitantes y a controlar el contagio.

Lo que hacen Portoviejo y Quito son viables y pueden contribuir a alivianar esta crisis.