El balcón de Ecuador

La columna expone temas urbanos de las ciudades, las experiencias positivas de las ciudades y sus habitantes, prevención de desastres, la conectividad vial del país y el turismo. Otros artículos del autor: http://bit.ly/bttyJumbo

Betty Jumbo

Betty Jumbo

Licenciada en Comunicación Social de la Universidad Central, diplomado por la Universidad Andina Simón Bolívar y maestría por la Universidad de Miami (Estados Unidos). Es periodista desde 1995. Actualmente, es Editora de la Sección Ecuador en El Comercio.

El desafío de dar una nueva cara a la frontera

Da gusto encontrar gente que se sabe ganar la vida y bien. Es lo que hacen los habitantes de Carchi, Sucumbíos y Esmeraldas, pese a la carencia de muchas necesidades.

Tienen emprendimientos productivos en cacao, café, en acuicultura, pequeños negocios comerciales, iniciativas turísticas, proyectos entre campesinos, y así una amplia lista de actividades económicas.

Es decir, los habitantes de la frontera siempre están en busca de su progreso; sin embargo, necesitan ayuda, porque en este territorio faltan desde los servicios básicos, empleo, financiamiento productivo y hasta la presencia mucho más fuerte de sus autoridades, tanto locales como estatales.

La llegada de las nuevas autoridades seccionales es una oportunidad para desarrollar toda esa tarea. Pero, esos alcaldes y prefectos no estarán solos, porque la Unión Europea tiene previsto ejecutar desde este año un plan para apoyar a estas provincias (también se incluyó a Imbabura).

Lo interesante de este programa es su visión: dotar de los servicios más básicos, impulsar la producción, que significará generación de empleo; y fortalecer a las instituciones estatales y locales. Solo así habrá seguridad y, por lo tanto, la presencia militar no es la única salida. La inversión europea será de USD 21 millones.

Especialmente los sectores amazónicos, también recibirán el doble de recursos por la venta de cada barril de petróleo, por mandato de la Ley Amazónica. Son cerca de USD 400 millones que se deben asignar en el 2019.

Es decir, es un año para hacer que los habitantes de la frontera con Colombia tengan una vida digna y que la zona deje de ser considerada como delictiva. Sí, injustamente la frontera es tildada de esa manera.

Es todo un desafío, pero dependerá mucho del compromiso que asuman las autoridades locales y del Estado para terminar con este abandono histórico. Sin esa contraparte, no se tendrán los resultados esperados de dar una nueva cara a la frontera.