Coca se ve más activa, dinámica y con muchas ganas de recuperarse. Atrás quedó ese 2015, cuando casi todo se vendía a precio de crisis, luego de la caída del petróleo.
Su comercio bulle, los restaurantes están abiertos, los hoteles reciben turistas (además de los petroleros), los taxistas tienen clientes y en los mercados hay comensales.
Se siente algo de alivio y es porque sus habitantes y autoridades emprendieron planes alternativos, para desprenderse de ese cordón umbilical que tiene la provincia de Orellana con la actividad petrolera. Aunque, ese proceso aún es lento y seguramente tomará su tiempo.
Lo importante es que se han dado unos primeros pasos. Alejandro Costales, socio del emprendimiento Joya Chef, resume más o menos lo que hicieron. En la crisis quedaron totalmente en el desempleo en La Joya de los Sachas y él era uno de ellos.
Se dieron cuenta que se podía aprovechar la experiencia de cada uno (muchos profesionales), que ya había servido en el campo petrolero, y dar un servicio, como la alimentación, utilizando los productos que se cosechan en ese cantón. Se unieron 80 socios y nació su negocio de catering a principios de este año.
Trabajan para tres bloques de Petroamazonas, por ahora; pero la idea es ampliar su servicio a clientes de otras áreas.
Costales dice que en La Joya se crearon varios emprendimientos bajo ese sistema, como una manera de reactivarse y, precisamente, eso ha mejorado la economía local.
Los productores de cacao y café van por la misma onda, al haber apostado por bienes elaborados que se venden en supermercados del país, y así para dejar de ser meros proveedores de materias primas.
Los hoteleros y negocios turísticos han conseguido, por lo menos, que lleguen visitantes distintos a los empleados petroleros. Han recibido turistas en los feriados; todavía son pocos, pero hay interés por Orellana. Algo está cambiando y vale la pena rescatar esa lucha.