La pandemia sigue golpeando con mayor fuerza a las micro, pequeñas y medianas empresas (mipymes), que son las principales generadoras de empleo en el país.
En el 2020, echaron cerrojo 1 299 empresas ecuatorianas, 949 de ellas fueron mipymes; es decir, el 73% .
Si bien la cifra es menor a la del 2019 cuando se liquidaron 1 438 mipymes, desde agosto y hasta enero de 2021 los cierres de compañías en este segmento de la economía se aceleraron.
Esta situación está mostrando la menor capacidad que tiene este grupo de empresas para capear una crisis como la del covid-19. Las compañías grandes tienen mayor capacidad para acumular más reservas de efectivo, obtener un acceso más fácil a crédito, invertir en infraestructura de teletrabajo, adaptarse a la prestación de servicios de entrega a domicilio o diversificar su negocio en múltiples ubicaciones que las firmas más chicas, advirtió el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) en un estudio publicado este fin de semana.
Ese organismo califica a las pymes como una fuente crítica de empleo y de prosperidad económica, por lo que considera que es esencial trabajar para ofrecerles respaldo “en el camino de la recuperación”. En el Ecuador, por ejemplo, son responsables de la generación de 6 de cada 10 trabajos.
Al impacto sobre el empleo, se suman otros efectos que pueden ser más duraderos: el mercado puede quedar a merced de los grandes monopolios. El Fondo Monetario Internacional (FMI) advirtió, el mes pasado, que un poder de mercado excesivo y concentrado en manos de unas pocas empresas puede lastrar el crecimiento a mediano plazo.
En Ecuador, por ahora, los efectos no se verán. El país ha mantenido históricamente mercados altamente concentrados, entre otros factores, por la falta de una normativa, que se puso en vigencia recién el 2011. La Súper del Control del Poder del Mercado estima que un 70% de los sectores económicos en el país tenía una alta concentración de mercado en el 2018. En todo caso, los entes multilaterales estiman que la concentración a escala global podría ir creciendo a futuro, por lo que hicieron un llamado a fortalecer sus políticas de competencia.
Además, los gobiernos deben introducir políticas que permitan hacer más resilientes e impulsen la productividad de las mipymes. El Gobierno trató de facilitar financiamiento a largo plazo y bajas tasas a través de l Programa Reactívate, pero sin éxito. En 11 meses el programa, que buscaba inyectar 1 300 millones, solo desembolsó menos de USD 100 millones. La semana anterior el plan fue reestructurado para que participen más bancos en la colocación de préstamos.
El nuevo programa iniciará con USD 160 millones, aún insuficientes para atender las necesidades de liquidez de este segmento de la economía.
El cambio de Gobierno abre una oportunidad para incluir políticas específicas para impulsar a las mipymes, que además debe ser tomadas en cuenta en las reformas tributarias y laborales que se plantearán.