Miles de hogares ecuatorianos hacen cuentas para lograr que los pocos ingresos con los que cuentan alcancen para hacer frente a la dura situación económica que enfrentan este momento. Esa es una tarea que también debe hacer el Fisco.
El Presupuesto del Estado del 2020, aprobado el año pasado, no tiene razón de ser. Todo ha cambiado. Las proyecciones no se cumplirán en medio del estado de conmoción actual. El hueco fiscal que inicialmente se preveía en USD 3 383 millones pasará a USD 10 000 millones o más en este año. Es una cifra astronómica comparable, según expertos, a la registrada en la crisis de 1999.
Pese a ello, la crisis actual parece no entenderse. El precio del crudo cayó a niveles históricos, con un día donde incluso los inversores estaban dispuestos a pagar para deshacerse de esta materia prima. La cotización se mantendrá por debajo de USD 30 o 20 por barril, este y el siguiente año, según publicaciones especializadas.
Los ingresos tributarios también bajaron a niveles que no se veían desde el 2012. La recaudación de impuestos en abril cayó en USD 635 millones comparada con igual mes del año pasado. Este año, en total, este rubro podría bajar en USD 2 500 millones.
El Gobierno Nacional tampoco conseguirá lo que esperaba por la venta de bienes estatales como hidroeléctricas, empresas públicas y un banco.
Mientras tanto, los gastos no bajan al mismo ritmo. El Gobierno planteó reducir un 10% del sueldo de la burocracia en la Ley de Apoyo Humanitario, pero el tema no encuentra consensos en la Asamblea, pese a que la crisis obliga a una revisión. Solo en salarios este año está previsto un gasto de USD 8 897 millones.
Es necesaria una reforma urgente del presupuesto estatal para que refleje y se ajuste a la nueva realidad.
La situación exige una reducción del tamaño del Estado, preservando los sectores de salud y educación, una tarea bastante postergada hasta ahora, pero que ya no puede esperar.