Economía de a pie

Los datos no dice nada por sí solos. Deben convertirse en información.

Las lecciones del caso Isspol

El escándalo por una supuesta millonaria estafa a los fondos del Instituto de Seguridad Social de la Policía (Isspol), que ha puesto en riesgo la sostenibilidad de ese sistema, evidenció las fallas de los actores del mercado y de las propias autoridades de control, pero también deja cuatro lecciones para cualquier persona que tiene algo de liquidez y busca hacer que ese dinero rinda.

(1) No invierta en lo que no conoce o entiende. El Isspol entró en operaciones de bonos swap y se reportó que no están autorizadas para el mercado local y que, además, requerían de un alto grado de especialización. El Isspol tampoco contaba con manuales y políticas de inversión para realizar inversiones tan complejas.

(2) Dude si hay poca información. Mientras más información se tenga menor costo o pérdida en la transacción. Invertir a través de empresas o en empresas que no tienen claro su domicilio, balances y otra información relevante tiene mayor riesgo. El Isspol optó por invertir USD 532 millones a través de dos empresas de Panamá, que es un paraíso fiscal y donde la información es opaca.

El reciente escándalo por las inversiones ha evidenciado, además, que el mismo mercado formal puede tener fallas en la información, no se diga en operaciones informales.

(3) No ponga los huevos en una sola canasta. El Isspol decidió invertir casi la mitad de los ahorros de los policías en operaciones de alto riesgo y dudosas que pueden llevarle -en el peor escenario- a perder los recursos. Invertir en varias opciones con diferente riesgo es lo más recomendable. Mientras más diversificado el portafolio, mejor.

(4) La rentabilidad no lo es todo. Aunque los temas de inversión son complejos, existe una regla de sentido común que puede ayudar a tomar una mejor decisión: a mayor tasa de interés mayor riesgo.

Acumular ahorros requiere sacrificio y tiempo, y para muchos representa un seguro para una jubilación digna. No se deje llevar solo por la promesa de un gran rendimiento.