Los países prósperos han asegurado sus dosis, incluso en exceso, al punto de que se han convertido en destino del llamado turismo de las vacunas. “Vacúnate en Miami” es el gancho tentador de los paquetes turísticos en estos días, pero que es solo permitido para quienes cuentan con los recursos económicos para el desplazamiento. Mientras tanto, en los países pobres o en desarrollo la gente espera con desesperación las dosis.
Solo el 3% de la población en América Latina y el Caribe está vacunado contra el covid-19, deploró el viernes pasado la Organización Panamericana de la Salud (OPS), cuando esa región superó el millón de muertes por el virus.
Ecuador se acerca al medio millón de contagios y hasta el sábado pasado habían fallecido 20 180 personas, entre confirmadas y probables. Todo esto en medio de un lento avance en la vacunación, ocupación de camas al límite y otros problemas. En el país se habían colocado solo 1,8 millones de primeras y segundas dosis hasta el 21 de mayo.
Por el contrario, más de 40% de la población de Estados Unidos y más de 20% de la población europea había recibido al menos una dosis.
Esas diferencias amenazan con retrasar el crecimiento económico global.
El Fondo Monetario Internacional (FMI) publicó el 22 de mayo pasado un plan para hacer frente a la crisis. Y atender la, dice el ente, no solo requiere de acciones coordinadas entre los países, sino de recursos que el FMI ha cuantificado en USD 50 000 millones.
“La crisis económica no llegará verdaderamente a su fin si no se resuelve la crisis sanitaria. Por lo tanto, la política respecto de la pandemia es una política económica”, apunta el organismo.
La propuesta se centra en tres pilares. El primero es vacunar al 40% de la población de todos los países para fines de 2021 y al 60% para el primer semestre de 2022. Segundo, hacer un seguimiento de los riesgos de deterioro de la situación y establecer mecanismos de protección y, tercero, asegurar la detección y el rastreo, mantener existencias adecuadas de herramientas terapéuticas y hacer cumplir las medidas sanitarias en los lugares donde la vacunación es baja.
Otras acciones complementarias son donar a Covax USD 4000 millones, garantizar la libre circulación trasfronteriza de las vacunas, y donar de inmediato el excedente de vacunas. El FMI plantea cubrir la mayor parte de esas acciones con donaciones y subsidios, especialmente del G20, que podría proveer hasta USD 22 000 millones. Otros 13 000 millones podrían provenir de donaciones adicionales. El resto del plan, unos USD 15 000 millones, se propone financiar a través de bancos multilaterales.
Los beneficios del plan serán gigantescos, prevé el FMI: un final anticipado de la pandemia inyectaría USD 9 billones en la economía mundial para 2025.
El Gobierno que asume hoy el poder ha señalado que impulsará la inmunización de la población y que esa será su “mejor política económica”, realmente una prioridad si se quiere poner fin a la crisis sanitaria y económica por la que atraviesa el país.