Derechos Humanos

COLUMNAS DE OPINIÓN. Artículos de derechos humanos publicados originalmente en la página de opinión de la edición impresa de Diario EL COMERCIO.

Dimitri Barreto P.

Periodista desde 1996. Ha cubierto los efectos del conflicto armado colombiano, la corrupción y la violencia en Ecuador. Licenciado en Comunicación, con un diplomado en la UNAM sobre cobertura del crimen organizado. Macroeditor de EL COMERCIO. @ECdimitri

‘Medalla de oro’ a nuestro racismo, xenofobia y exclusión

El avión no había terminado de detenerse cuando una bandera de Ecuador apareció por la ventanilla del piloto. Una mujer la portaba, aferrada a ese pedazo de tela en la ventisca, luego de un agotador viaje desde Tokio. Fue el arribo a Quito de Neisi Dajomes, simbólico hasta las lágrimas, como cada paso desde su nacimiento en Pastaza; ahora flamante campeona olímpica de los 76 kg halterofilia; portadora de 13 medallas en torneos internacionales como tricolor, mujer, amazónica, afrodescendiente; una guerrera que perdió a su madre, refugiada del conflicto armado colombiano.

¿Hija de una refugiada colombiana? Sí, nacida en Ecuador, ecuatoriana, que no ha dudado en vestirse con los colores de su país para colgarse ocho medallas doradas (olímpica, mundial, panamericana, sudamericana). La de Neisi es una historia de resiliencia en el país del racismo, del machismo, de la aporofobia, de la xenofobia. Y su gloria en Tokio es una bofetada a la sociedad excluyente.

¿Xenofobia y aporofobia? Sí, odio a los extranjeros pobres. ¿Racismo? Ecuador ha sido un país de tránsito y de destino de refugiados y migrantes. Seis de cada 10 colombianos y venezolanos en esa condición han sentido discriminación en la Sierra, cuatro de cada 10 en la Costa. De ellos, 76% fue rechazado por su nacionalidad (más de 8 de cada 10 venezolanos y casi 7 de cada 10 colombianos); víctimas también de discriminación por origen étnico o color de piel, por edad y por el hecho de ser mujer.

Los datos son del ‘Monitoreo de Protección’ a refugiados y migrantes en Ecuador (Acnur, marzo del 2021). “Al respecto de la discriminación por razón de origen étnico; la incidencia es superior en el caso de la población colombiana”.

¿Exclusión? Sí. No solo entre ecuatorianos. De los refugiados y migrantes con ‘estatus regular’ apenas el 6% tiene empleo formal; la mayoría denuncia “explotación laboral: jornadas laborales muy extensas, largos períodos impagos o menor pago que las personas ecuatorianas por el mismo trabajo”.

Tres de cada cuatro familias migrantes tienen la urgencia de cubrir necesidades de alimentación, vivienda y ropa. En el mejor de los casos, el 30% tiene acceso a un baño compartido y el 6% solo a baños públicos. Ocho de cada 10 consideran riesgoso volver a su tierra. La mayoría de venezolanos migró porque en su país es difícil garantizar comida, servicios médicos y un trabajo que les permita subsistir. La mayoría de colombianos migró por el miedo a grupos armados, por la violencia, por recibir amenazas directas.

¿Falta de alimentos y salud? ¿Miedo? Sí, hablamos de familias forzadas al desarraigo; madres y niños incluidos. ¿Niños? Sí. En Ecuador hay más de 100 000 niñas y niños venezolanos; y solo 1 721 menores obtuvieron visa humanitaria hasta noviembre del 2020 en el proceso de ‘regularización’ del régimen de Lenín Moreno. Se suman 6 901 bebés de madres venezolanas que nacieron en Ecuador entre enero del 2015 y octubre del 2020; bebés ecuatorianos; hijos e hijas de refugiadas y migrantes que en su mayoría no tiene ‘estatus regular’. ¿Qué les espera?

Señores, que la euforia del oro olímpico sea la semilla para sembrar ese Ecuador inclusivo. Que en el próximo amanecer nuestra bandera nos llene de orgullo por ser símbolo de abolición del racismo, del machismo, de la exclusión, de la xenofobia. Una guerrera nos marca el camino. ¡Sí se puede!