Ecuador cierra este año con más de 112 000 personas fallecidas por distintas causas. El dato podría ser parte de un anuario más, perdido en un cartón, de no ser porque 37 mil de esas muertes resultan inusuales. ¿Inusuales? Sí, decesos por encima del promedio de 2,1% de aumento anual desde que el actual Gobierno asumió la administración del país.
El Instituto Nacional de Estadística y Censos (INEC) reportó 73 431 defunciones generales el año pasado, otras 71 982 en el 2018 y 70 144 en el 2017. Eso significa que Ecuador superó este 2020 con un 50% el promedio anual de fallecidos. ¡Insólito! Señores, ¿las cifras oficiales muestran en realidad el impacto del covid-19? El Régimen ha reconocido hasta el 30 de diciembre 14 mil muertes en el contexto de la pandemia. Pero en la información abierta del portal del Registro Civil hay otras 23 mil muertes inusuales que quedan fuera de los reportes de la emergencia.
¿23 000 defunciones no justificadas? Sí, seres humanos. ¿Personas fallecidas con covid-19 sin acceso al sistema de salud o sin recursos para una prueba PCR que permita incluirlos en la estadística oficial?; ¿personas víctimas durante el confinamiento?; ¿personas con otras enfermedades sin atención en hospitales colapsados? La data del Registro Civil refleja la inscripción general de defunciones por día, no las causas.
Guayas (con su capital Guayaquil) fue la provincia más impactada entre marzo y mayo, cuando reportó 20 532 fallecidos, frente a 5 490 en el mismo trimestre del 2019 (un 273% de incremento). Pichincha (con su capital Quito) fue más afectada entre junio y agosto, con 7 187 decesos, frente a 3 353 en igual trimestre del 2019 (un aumento de 114%). ¡Desgarrador!
Son los duros registros de una tragedia. Señores, “sincerar” el impacto del virus, como invocó la OMS a los países, es una de las deudas del año que se va. ¿Sincerar? Sí, saber, por ejemplo, cuántos niños han quedado huérfanos; para trazar políticas públicas. ¿Deudas? Sí, no dejar en la impunidad el pillaje de fondos públicos en la emergencia sanitaria, por ejemplo. Son tareas inexcusables.