Mucha gente habla del debut auspicioso de la Tri en el inicio de las eliminatorias, de que Liga de Quito sigue invencible en el torneo nacional, de que el Deportivo Quito ya está en la B… pero muy pocos se acuerdan de que a estas alturas del año ya se narraban las emociones de la Vuelta Ciclística al Ecuador, el encuentro de pedalistas nacionales e internacionales más importante del país.
El año pasado, por ejemplo, la competencia reunió a deportistas de Colombia, Venezuela, México y del país anfitrión. Hace dos años también compitió una delegación de Argentina.
Las transmisiones, porque también en el ciclismo hay emociones que merecen ser contadas y escuchadas, empezaban a las 08:30 y cerca de las 13:30 ya se conocía el nombre del ganador de la etapa. En el transcurso de esas cinco horas, con la información proporcionada por los periodistas, el radioescucha imaginaba el escenario, las caídas, el sufrimiento y alegrías de los participantes. Se nos ponía la ‘piel de gallina’. Las trasmisiones, incluso, invitaban a los pobladores de determinados sectores a salir a las calles para presenciar el ingreso triunfal del ganador, de ese pedalista que trabajó sin descanso por cuatro, cinco y hasta seis horas.
Hoy, 16 de noviembre, ya estamos a mitad de mes y a 45 días para que termine el 2015 y aún no hay noticias sobre la preparación del Giro al Ecuador, una de las pocas competencias en la que los ciclistas nacionales pueden medir su potencial con talentos del exterior y en las que los más jóvenes pueden emular a grandes del ciclismo como Jaime Pozo (tricampeón), Pedro Rodríguez (pentacampeón), Héctor Chiles (tricampeón) y hasta el mismo Byron Guamá (tetracampeón), todavía vigente.
La memoria es frágil y sin la continuidad de la Vuelta al país corremos el riesgo de olvidarnos de esos pedalistas que en su momento hicieron emocionar a los amantes del ciclismo, acelerando al máximo, en descensos empinados, en sus llamados ‘caballitos’ de acero. Y lo que es peor, sin la realización de la Vuelta se corre el riesgo de relegar a aquellos jóvenes que se preparan durante todo el año en busca de un lugar en el podio.
El primer lugar, además de enorgullecer al ganador, a su técnico y a su familia, sirve para que su nombre suene en el exterior, pues lo que sucede al interior del país en los días de competencia también es replicado por los medios internacionales, sobre todo de Colombia, donde el ciclismo es uno de los deportes que más alegrías ha dado a ese país. Mariana Pajón flameó la bandera tricolor colombiana en los Juegos Olímpicos de Londres 2012 al imponerse en la competencia de BMX. Nairo Quintana hizo historia, en el 2014, al coronarse ganador del Giro de Italia. En ese país, precisamente, ganó experiencia Guamá.
Las escasas oportunidades que tienen los ciclistas locales para competir fuera del país hacen de este Giro la competencia más esperada. El año pasado fue Juan Carlos Pozo quien se adjudicó el título, después de cruzar la meta un segundo antes que Richard Carapaz, el deportista que comandó el giro hasta que una caída, en la final, le arrebató la corona.
El fútbol, sin duda, es importante; y es uno de mis deportes favoritos, pero el ciclismo también merece un espacio, sobre todo si queremos ocupar puestos estelares en los torneos internacionales.