Con 98 millones de habitantes y apenas 313 contagios y 0 víctimas mortales Vietnam es un caso de estudio de la comunidad científica mundial.
Lo que más sorprende al mundo es que Vietnam tiene una extensa frontera de 1 400 kilómetros con la República Popular China, país de origen del coronavirus.
Hace unas semanas BBC Mundo publicaba una nota con el corresponsal para el Sudeste Asiático Jonathan Head.
El periodista señaló algunos de los principales aciertos de la autoridad vietnamita.
Ni bien se instauró el contagio en China, conocidos al menos los primeros casos y la expansión de Wuhan, llegaron drásticos anuncios y el cierre de la larga frontera.
Los vuelos entre China y Vietnam se suprimieron y las ciudades de más de 10 000 habitantes próximas a la capital, Hanói, fueron totalmente confinadas.
Es verdad que en un régimen autoritario y de mano dura las medidas pueden aplicarse, la verdad es que pararon a raya la expansión del virus. Vietnam tiene un partido único, el Comunista, que funciona desde el fin de la invasión norteamericana, una de las últimas grandes guerras del siglo XX.
Pero, como sucede en China, Vietnam tiene una apertura total al capital extranjero y las cifras de su economía en desarrollo son admirables. Los vietnamitas han logrado que funcione ese sistema híbrido complejo.
En torno a la pandemia, la Organización Mundial de la Salud ha elogiado a Vietnam.
Este país junto con Singapur, Islandia y Nueva Zelanda son de los pocos donde el coronavirus no causó estragos mayores.
Corea del Sur y Taiwán muestran también logros muy interesantes por sus avanzados sistemas de salud pública y disciplina social.
Pero hay casos complicados como el de Suecia que prefirió una total libertad con la tesis del contagio de rebaño. Las muertes son de las más numerosos del mundo y las diferencias con Noruega y Finlandia salen a la luz. Nada está escrito, pero hay que aprender de la experiencia, nos falta mucho a nivel planetario.