Costa Rica aparece como un enclave en medio de la pandemia que afecta al mundo. Es el país con menor incidencia y muerte en América.
Las estadísticas mundiales reflejan a unos pocos países aislados. Nunca mejor dicho un puñado de islas y pocos estados se han librado de la incidencia mayor del covid-19.
Para la historia d e esta aterradora ‘peste’ comparable con las peores que ha sufrido la humanidad, quedan algunos datos.
Islandia, Nueva Zelanda y Taiwan serán países de referencia cuando se trate de buscar modelos de éxito en el freno al covid-19.
Corea del Sur, Singapur y Japón también serán observados e imitados en sus medidas de precaución, aislamiento y pruebas.
En estos días BBC Mundo, una web siempre llena de enfoques diferentes , sustentados y cautivantes, trae el caso de Costa Rica.
El 9 de marzo se produjo allí el primer contagio, era un hombre de 50 años venezolano. Le hicieron pruebas y volvió al hospital unos días más tarde. Su madre de 70 años también adquirió el virus.
Se aisló en su casa y, pasando un día, le visitaban los expertos de un servicio que cuenta con 1000 centros de esta naturaleza.
Además un médico se conectaba todo el tiempo por watshapp. Sana envidia.
Los 700 casos de Costa Rica contrastan con los miles de contagios en Estados Unidos, Los datos de Brasil donde se presume un monumental subregistro, o los de Ecuador…
Costa Rica tenía – hasta el miércoles pasado – ocho pacientes en cuidados intensivos.
Es verdad que el modelo ‘tico’, una democracia sin ejército, permite llevar recursos a la guardia nacional para preservar el orden público y por eso muestra interesantes cifras de seguridad lo que potencia el turismo.
La nota de BBC, firmada por Darío Brooks, refiere a fuentes que señalan que el porcentaje del Producto Interno Bruto destinado a Salud es del 6%, tampoco difiere mucho de otros similares de la región. Es quizá que allá los elefantes blancos, el despilfarro y la propaganda no se llevaron la parte del león, como aquí.