¡Qué mala es la calvicie! Y no tiene cura
Entre las imágenes más patéticas de los tiempos que corren están la de los líderes arrogantes, que apuntan a simular ser Superman o mostrarse infalibles e inmunes a los virus malévolos.
Pruebas al canto. Acaba de dar positivo de coronavirus nada menos que el presidente de EE.UU.; tal vez nos ahorra otro debate...
En plena insurgencia de la pandemia en Brasil Jair Bolsonaro se paseaba sin mascarilla, mientras las imágenes mostraban hileras de sepulturas abiertas a destajo.
Luego le llegó su coronavirus pasajero y poco agresivo, pero esa suerte no corrieron miles de sus compatriotas.
En México está un Andrés Manuel López Obrador que jugó a desentendido pero las cifras de contagios y muertes chocan con su serenidad o flema inglesa.
Tampoco Reino Unido fue ejemplo de tino en política pública. Los desaciertos acarrearon altas tasas de contagio.
Y los suecos, tan libres que son, optaron por el contagio de rebaño y toda la manada, estuvo sobreexpuesta y pagó los platos rotos pese a su alta madurez y formación.
En España el desgobierno del duo socialismo y Podemos no ha dado en el clavo con el pulso de cada comunidad, ora confinada, ora desbocada hacia nuevos rebrotes.
Tampoco atinaron en Perú, que exhibe las peores cifras regionales y con altos cargos conteniendo la pandemia de corrupción.
Argentina tiene cifras altas, tanto como el desbocado dólar frente al peso que se devalúa pese a la renegociación de la deuda, por los desvaríos de la brecha entre figuras inoculadas por el virus de la corrupción y un empresario que no pudo con la empresa de gobernar.
Es tiempo de homenajear a Quino y su imperecedero personaje, que trascendió al creador. Cabe recordar una viñeta donde Mafalda recibe a un vendedor que oferta: ‘el extraordinario tónico “Nocalvex”, único que combate y suprime la calvicie. Mafalda pregunta: ¿La calvicie de pelo, o la calvicie de ideas?’.
La del pelo se cura con el tónico o una gorra. Aquella otra, no tiene cura...