Análisis internacional

La columna se enfoca en alguno de los más importantes temas de la semana de impacto mundial y latinoamericano. Aspectos políticos y de coyuntura con fuentes de medios internacionales acreditadas. Otros artículos del autor: http://bit.ly/GnzloRuiz

Gonzalo Ruiz Álvarez

Gonzalo Ruiz Álvarez es Subdirector Adjunto de este Diario desde 2008. Ha sido articulista de opinión en EL COMERCIO desde 1991. Dirige el espacio de opinión matutino en Radio Quito y Platinum FM. Ha trabajado en radio y TV desde 1978.

Un fiscal especial, Trump y la trama rusa

Cuando el viernes el fiscal especial Robert Mueller entregaba al departamento de Justicia de Estados Unidos el resultado de las investigaciones, es probable que el nerviosismo haya hecho presa del entorno Trump.

Mueller viene adelantando una investigación sobre lo que se conoce como la trama rusa. Una posible interferencia de la potencia europea en los comicios de Estados Unidos. El objetivo: perforar la credibilidad e Hillary Clinton. El eventual beneficiario: el actual Presidente Donald Trump.

Varias pesquisas se han efectuado durante dos años, y la remoción de funcionarios del FBI y la fiscalía podrían hacer concluir que hay preocupación en varios colaboradores cercanos del magnate republicano en la anterior campaña presidencial.

Los presidentes de Estados Unidos son inimputables, por eso el que se juzgue y se establezcan responsabilidades a sus colaboradores en un caso tan delicado no entraña que a Trump se le someta a la justicia. Lo que si podría ocurrir es que por esa causa se someta al Presidente a un Impeachment y eventual censura y destitución.

Desde luego que para el proyecto político de la reelección de Trump este caso hace ruido, mucho ruido. Los demócratas ven la oportunidad de ganar las próximas elecciones presidenciales. La memoria remite al caso Watergate y la renuncia del republicano Richard Nixon, cuando era inevitable que el Congreso de ese país lo censurara.

Si Hillary Clinton fue espiada en la campaña electoral, si se intervinieron sus correos y conversaciones sería grave. Más grave aún si en esos asuntos estuviera inmiscuido el Gobierno de Putin. Si Trump lo sabía aunque el tema no sea judicializable, es asunto delicado.

No podemos soslayar la condena al gerente de campaña de Trump, Paul Manafort, aunque por causas diferentes. No podemos menos que preguntar por los contactos de ese personaje con Lenin Moreno y su extraña visita a Julian Assange.

Y, a propósito: ¿Assange? Bien, gracias…