Es difícil imaginar todo aquello que un cuaderno espiral cuadriculado puede contener. Desde fórmulas matemáticas, descubrimientos científicos, elaboradas recetas de cocina – de aquellas que no se cuentan y se guardan como secreto de Estado-, deberes escolares y hasta una fabulosa revelación de coimas.
Diario La Nación de Buenos Aires publicó los manuscritos del cuaderno de Oscar Centeno, que se ha convertido en una hoja de ruta, acaso una pequeña muestra de la corrupción que imperó en la era kirchnerista.
‘Hoy he vuelto a escribir después de la muerte de Néstor C. Kirchner’, dice Oscar Centeno en mayo de 2013. Él pensó que el ‘valijeo’ iba a parar. Pero no, se reactivó…
Los cuadernos que publica La Nación corresponden al período entre mayo y diciembre de 2010. Una ‘desclasificación’ informal cuya trama habrá de comprobar la justicia y que puede llevar buen tiempo.
Roberto Baratta era un funcionario del ministerio de Planificación. El dinero en efectivo, proveniente de las supuestas coimas por obra pública, lo entregaba el propio Baratta, mano derecha de Julio de Vido, el ‘súper’ ministro de la era kirchnerista que acompañó a la pareja desde altos cargos en Santacruz. Hoy es senador.
A propósito, habrá que seguir la pista a De Vido y sus ‘contactos’ para el fallido proyecto Coca Codo Sinclair cuya primera piedra colocaron los presidentes en la década perdida.
Retomando la historia del chofer de Baratta el dinero era entregado en las manos de Néstor Kirchner. Igual en su departamento de la calle Uruguay, en La Recoleta, que en la misma quinta presidencial de Olivos. Baratta le cuenta al chofer que Néstor le preguntó una vez: ¿No hay más? Le había dado en bolsos varios millones de dólares en efectivo. Se recuerda la imagen de Kirchner frente a una caja fuerte y la construcción de una bóveda de dinero en su casa del sur de Argentina.
Va siendo hora ya de retirar el monumento a líder tan corrupto como popular que nos chantaron en la Mitad del Mundo.