Venezuela: ecos neurálgicos de una visita tardía
La Alta Comisionada de Naciones Unidas para los Derechos Humanos visitó Venezuela. Michelle Bachelet calificó de grave la situación humanitaria. Una verdad grande como una catedral, que el mundo ve y que el Gobierno atribuye a las versiones interesadas de la oposición y la prensa.
Es importante la visita de Michelle Bachelet y se espera acciones efectivas de seguimiento en pro de los derechos y las libertades conculcadas por el Régimen tiránico.
Empero, todo hay que decirlo, la expresidenta chilena llega bastante tarde. No hizo bien en dilatar tanto la visita. No es comprensible, sobre todo, si la doctora Bachelet fue víctima en carne propia de la dictadura de Pinochet.
Ella lo sabe bien, la solidaridad es tardía pero ahora debe ser efectiva.
Se reunió con altas autoridades del Gobierno, con el propio Maduro -quien dijo comprometerse seriamente a observar las recomendaciones- y con Juan Guaidó, autoproclamado Presidente de Venezuela y reconocido por 60 países, entre ellos el Ecuador. Escuchó al Foro Penal, a la Iglesia Católica y a varios grupos opositores.
Hay 687 presos políticos en Venezuela. Los casos de dirigentes detenidos, de los torturados y de las muertes por represión las conoce todo el mundo. Es hora de actuar.
Desde 2015 han salido de Venezuela por hambre, falta de empleo y libertades y hasta persecución 4 millones de personas. Hasta fin de año 500 000 de ellas estarán en Ecuador.
En Chile hay miles de refugiados venezolanos y la ex presidenta Michelle Bachelet lo sabe y puede profundizar sus investigaciones.
La situación política no es fácil y parece estancada. Desde los levantamientos de hace 5 meses donde surgió ante el mundo la proclama de Guaidó la situación se agrava. Maduro mantiene la fuerza y aliados poderosos en el mundo. La restauración de una democracia plena de derechos y libertades no es cosa fácil.
El drama continúa, que la señora Bachelet no olvide lo que vio y se comprometa a aliviar la grave crisis humanitaria.