Tras 10 meses de manifestaciones, recuperar la vida cotidiana es cosa complicada en Nicaragua. El Gobierno de Daniel Ortega y su esposa Rosario Murillo se ha atrincherado con redoblada represión frente a las manifestaciones estudiantiles y populares.
Durante la semana se abrió una pequeña luz de esperanza para el diálogo. Tres poderosos empresarios y con ellos el Consejo Superior de la Empresa Privada y la Cámara de Comercio Americana de Nicaragua han hecho gestiones con el Presidente.
Esa idea es acompañada por el Nuncio Apostólico de Su Santidad y por representantes de la Embajada de EE.UU., según diario El País. Es posible que la Iglesia Católica sea garante del proceso y la Organización de Estados Americanos, OEA, y la Unión Europea, UE, estarían por la labor.
Ortega permanece en la Presidencia por 12 años consecutivos, antes había ocupado el poder como miembro de la Junta de Gobierno, tras el derrocamiento del tirano Anastasio Somoza en 1979 y como presidente tras las elecciones que ganó en 1984.
El sandinismo ha marcado la historia de Nicaragua desde los años 60 del siglo pasado. El Frente Sandinista de Liberación Nacional fue la vanguardia guerrillera armada que ganó la guerra civil y derrocó al sangriento dictador. El nombre del Frente lleva la imagen de Augusto César Sandino, un luchador por las libertades en Nicaragua y contra de la ocupación extranjera.
El Frente Sandinista agrupó a fuerzas distintas que luchaban contra el tirano y que perseguían liberarse de Somoza Debayle – otro símbolo de una familia que gobernó Nicaragua – .
Pero el FSLN se fue partiendo y varios de sus principales dirigentes políticos y la gran mayoría de los comandantes de la Revolución Popular Sandinista que ganaron la guerra se fueron desencantando de Daniel Ortega y se separaron del poder. Con 300 muertos y 600 detenidos desde las protestas de abril hay una puerta al diálogo. Que sea para bien del pueblo de Nicaragua que requiere vivir en paz.