Un total de 12 paquetes bomba sospechosos causan revuelo en la etapa final de la campaña para las elecciones congresales en EE.UU.
Esta ola, inédita e impredecible, tiene por blanco a figuras del partido Demócrata: al ex presidente Obama, al ex vicepresidente Biden, a la ex senadora y ex candidata Hillary Clinton, a congresistas y hasta a empresarios donantes del Partido Demócrata o figuras del cine como Robert de Niro.
Dos de los paquetes han sido detectados en el edificio donde funciona la cadena de noticias CNN, en Manhattan, poderosa red de noticias vilipendiada por el presidente Donald Trump, como muchos otros medios críticos de su gestión. Una táctica similar a la de otros líderes populistas en el planeta.
Para corroborar esta tesis, el Presidente se despacha a culpar a la prensa de la violencia previa a las elecciones, un hecho sin precedentes en las lides políticas de ese país.
‘Una buena parte de la ira que vemos hoy está causada por las informaciones falsas, a propósito de los grandes medios a los que yo llamo mentirosos (fake news) Esto se ha vuelto tan odioso y malo que no se puede describir. ¡Los medios deben cambiar su comportamiento rápido!’, espetó el mandatario que, por lo visto, emplea el mismo método de quienes detestan a los medios aunque militen en supuestas orillas opuestas, todas apelativas a los discursos populistas.
Ya hay un sospechoso detenido. Se trata de un ciudadano con antecedentes penales y afiliado al Partido Republicano. Pero su detención no calma las aguas agitadas en las que se desenvuelve la campaña electoral.
Estados Unidos afronta el proceso de elecciones de medio tiempo luego de un agitado ejercicio presidencial de Donald Trump, quizá el político más atípico en su historia.
El país del norte, si bien ha afrontado atentados y hasta crímenes a presidentes, cambió su talante después de los atentados del 11 -S y la ola de ataques de francotiradores. Las amenazas de bomba ponen otro punto de reflexión colectiva frente a la seguridad.