El Brexit terminó engullendo a Theresa May
El 7 de junio Theresa May dejará el N° 10 de Downing Street. El emblemático lugar desde donde se han tomado grandes decisiones sobre los destinos mundiales y Gran Bretaña. La líder conservadora ya no puede resistir más el pulso. Heredera política y fiel militante del partido ‘tory’ que tuvo entre sus filas nada menos que a Winston Churchill o Margaret Thatcher, sucumbió por la decisión mayoritaria de salir de la Unión Europea.
Una votación conocida como Brexit y que puede causar tantos estragos a Reino Unido, aún mayores de los que supondrá para la Unión Europea, que tiene otros instrumentos y más manejo entre su media centena de estados miembros para capear el temporal.
May, con amplia experiencia política, erró al convocar elecciones que le arrebataron la mayoría de escaños y desde entonces su gobernabilidad perdió timón. Su tarea inconclusa fue conducir a respetar la voluntad popular -para muchos un terrible desacierto y despropósito que llevara a escenarios desconocidos a RU- con los menores estragos posibles. Se trataba de negociar con Bruselas, donde opera la cabeza de la Unión Europea, un proceso ordenado, lo menos traumático, a la par de ir consiguiendo nuevos acuerdos con distintos países.
Esa política se evidencia, aunque con distancias considerables con el reciente compromiso firmado con Ecuador. El inmenso mercado europeo jamás será comparable con otros, tanto por la diversidad como por la capacidad adquisitiva que tiene.
De allí que la decisión del Brexit mostró las costuras de los productores agrícolas y de su visiones conservadores y proteccionistas, muy distantes de las estructuras mentales de quienes gobiernan la City, a pocas millas, pero a la vez a gran distancia conceptual del entorno quienes dieron su voto por el Brexit. Desde una visión de un mundo globalizado el Brexit fue, o será como pegarse un tiro en el pie.
Theresa May se va, el problema deberá resolverlo, una Cámara de los Comunes vaya a saber con qué estrategias.