Sin duda las potencialidades que tiene cada persona, más allá del género, hacen que cumpla metas. Sin embargo, en el mundo empresarial aún hay desafíos que superar para alcanzar el objetivo de la equidad, que repercutirá en mejoras en la competitividad y productividad.
El Foro Económico Mundial, en su Reporte de brechas de equidad de género 2020 (que analiza temas relacionados con la participación económica y oportunidades, salud, educación, empoderamiento), muestra los esfuerzos que se han dado en este tema; y sobre todo destaca el caso de Islandia, que durante 11 años consecutivos, lidera el ranking de los países que más cerca están de alcanzar la igualdad de género. Costa Rica es el latinoamericano mejor ubicado (13) y Ecuador está en el 48, entre 155 naciones.
No obstante, el Foro establece que si se analiza la mano de obra en su conjunto, la brecha de género en la participación en el mercado laboral entre las personas adultas en edad de plenitud laboral (de 25 a 54 años) se ha estancado en los últimos 20 años.
En medio de esta panorama mundial, en el país cada vez hay más empresas que trabajan en sus procesos internos para desarrollar oportunidades iguales y sobre todo, desde una perspectiva co-parental. Es decir, en donde haya más participación de los padres en la familia y el cuidado de los hijos.
Estudios especializados en Ecuador muestran que la cantidad de mujeres que ocupan cargos altos en las empresas (presidencia, vicepresidencia y/o gerencia general) aún son menores, en comparación con los hombres. En cuanto a desempeño ejecutivo, las áreas de Recursos Humanos, Finanzas y Ventas son las que predomina la presencia femenina.
Pero mientras las empresas hacen esfuerzos por lograr esa igualdad, algo destacado es el aporte de la mujer en el trabajo no remunerado, entendido como las actividades productivas en el hogar y en la comunidad, por el cual no reciben remuneración. Según el INEC, ese trabajo representaría más de USD 15 000 millones. Esa es una muestra de su aporte real.