Vicuñas se alimentan en la Reserva de Producción Faunística de Chimborazo. Foto: Glenda Giacometti / EL COMERCIO
El aprovechamiento de la lana de la vicuña unió a 800 indígenas de las 38 comunidades de Bolívar, Tungurahua y Chimborazo. Ellos son parte de la Preasociación Nacional de Manejadores de la Vicuña que se encargará de generar réditos económicos con la venta de la materia prima.
La fibra del camélido es utilizada para hacer prendas de vestir que tiene un buen precio en mercados de Europa y Asia. La alta demanda se debe a su textura suave y al fino acabado. En el país aún no se vende la lana hasta que la asociación sea legalizada.
Pero ese no solo será el propósito de la asociación sino también preservar, cuidar y resolver los problemas que se presenten con los animales que habitan en las 58 560 hectáreas de la Reserva de Producción Faunística de Chimborazo con los comuneros.
El coordinador de la Preasociación, Miguel Ángel Matiag, cuenta que uno de los problemas que se intenta arreglar es con las comunidades de Tungurahua y Bolívar.
En la primera provincia, los indígenas de La Esperanza, Cunugyacu, Rumipata y Yatzaputzan denunciaron que grupos de hasta 200 vicuñas destruyen los sembradíos de ajo, papa, cebolla y otras.
Los animales se aproximan a sus chacras para jugar o arrancar las hojas de las plantas. Además, se alimentan en los potreros que son utilizados para la alimentación del ganado vacuno y bovino.
Las actividades agrícolas y ganaderas son el principal ingreso económico. Matiag explica que en los alrededores de la unidad educativa y de la iglesia de Cunugyacu es común observar a los animales. Los grupos caminan y se alimenta de los potreros.
“Con los compañeros nos reunimos y las espantamos al interior de la reserva. Esta acción es la única que podemos hacer hasta que la asociación esté legalizada y apruebe la colocación de un cerramiento con alambres para que no pasen las vicuñas o analizar otra opción”, sostiene Matiag.
El programa de introducción de la vicuña se inició en 1988. El Ministerio del Ambiente y la Prefectura de Chimborazo introdujeron cerca de 1 200 ejemplares. La especie se adaptó al ecosistema y al clima de las tres provincias que conforman el área protegida.
La especie se convirtió en un atractivo turístico, tanto que los visitantes descienden de sus vehículos para intentar fotografiarlas junto al volcán Chimborazo. Las vicuñas evitan ser tocadas y al mínimo movimiento huyen.
El crecimiento de su población también es una preocupación para los indígenas.
En Bolívar, los camélidos destruyeron las plantas pequeñas de los árboles polylepis y nativas. Los comuneros siembran estas especies con el propósito de evitar la erosión del páramo, recuperar y cuidar las fuentes de agua. Por ejemplo en la comunidad de Culebrillas y Casaiche Arenal destruyeron más de 150 plantas en diversos sectores.
Angelina Bayas, socia de la Preasociación del sector de Culebrillas, indica que aparte de destruir las plantas consumen las fuentes de agua que nacen en su propiedad. Esto causa inconvenientes con las comunidades de segundo grado del norte de Guaranda.
Según los líderes indígenas, las vicuñas contaminan el agua. Para eso, Bayas propone hacer un cerramiento con mallas en los alrededores de las plantas y fuentes de agua. “Cuando se encuentren en la zona se les podría abrir las puertas para que las vicuñas ingresen y tomen agua. Al finalizar de beber, que regresen a su hábitat sin causar daños. Es una alternativa que estamos dando para evitar inconvenientes”, asegura Bayas.
La legalización de la Preasociación Nacional de Manejadores de la Vicuña está en su fase final. Los dirigentes, con el apoyo de los consultores del Proyecto de Manejo de los Recursos Naturales de Chimborazo y de la Prefectura entregarán los documentos a la Superintendencia de Economía Popular y Solidaria en diciembre.
El consultor ambiental, Diego Viteri, indica que en estos días deberán firmar los 800 socios y entregar la copia de las cédulas para finalizar el proceso. Al constituir la asociación se entregará el Plan de Manejo y Aprovechamiento de la Vicuña. En estos trabajos se invirtieron USD 20 000. “Hemos realizado actividades con las comunidades como la esquila y la entrega simbólica del vellón de fibra de vicuña a las autoridades e indígenas”.
Hasta ahora se han recogido 20,2 kilos de lana de 50 vicuñas de una primera esquila.