Caterine Donoso, durante una de las pruebas de la piel sintética desarrollada por investigadores universitarios del Ecuador. Foto: Cortesía
Sabía que no era una tarea fácil. Y en contra de todo pronóstico, Caterine Donoso, ingeniera química y docente investigadora de la carrera en la Universidad de las Fuerzas Armadas (Espe), decidió emprender la tarea de desarrollar una piel sintética para recubrir las prótesis y dar a los usuarios una mayor sensación de bienestar.
La piel sintética ofrece una mayor sensibilidad térmica, es decir, permite a las personas sentir el calor y el frío en la zona. Esto ayuda a las personas que han perdido un miembro, ya que les brinda una sensación de tener, por ejemplo, una pierna o un brazo real.
El objetivo de esta investigadora era emular una piel humana. Para ello, tenía que crear un sistema que transmita las sensaciones térmicas, de presión y de tacto.
El reto que se enfrenta es lograr una sensibilidad minuciosa y precisa. Esto significa que se trata de restablecer el sentido del tacto allí donde se ha perdido, imitando la habilidad que tiene la piel humana de transmitir sensaciones.
La idea de desarrollar una prótesis surgió cuando conoció a un sargento de las Fuerzas Armadas que hoy trabaja en la biblioteca de la Espe. Él perdió su antebrazo durante la guerra del Cenepa. El objetivo fue ayudarle a adquirir una prótesis para que pudiese recuperar sus movimientos y que el miembro luciera natural.
En un ambiente inerte, a una temperatura de 19 grados Celsius y luego de una agitación mecánica de dos horas, se logró obtener el material. La innovación fue desarrollada en el Laboratorio de Polímeros de la Espe, en Latacunga.
Para crear la sustancia, se preparó una mezcla compuesta principalmente por dos tipos de polímeros: polidimetilsiloxano (PDMS), que pertenece al grupo de moléculas conocidas como siliconas; y politetrafluoroetileno (PTFE), conocido como teflón.
Desarrollar la investigación tomó aproximadamente 25 meses. Una vez consolidada la metodología, determinadas las proporciones de los componentes y comprobadas la calidad y características, la piel sintética está lista para su desarrollo a escala industrial.
El logro del recubrimiento obtenido va de la mano de otro desarrollo: las prótesis mecánicas que se construyen en las carreras de Mecatrónica de la Espe y de otras universidades.
El producto logrado fue sometido luego a ensayos mecánicos en el Laboratorio de Polímeros de la Escuela Politécnica Nacional (EPN), a cargo del ingeniero químico Francisco Quiroz, en Quito.
La piel artificial fue sometida a tensión mecánica, se midió su estiramiento y se compararon los resultados obtenidos con información bibliográfica y bases de datos. De esta forma, crearon un material que se asemeja al cartílago de la oreja de una persona de 49 años.
La membrana demostró también ser permeable. Además, el material tiene la virtud de ser resistente a solventes como el alcohol.
Donoso dice que esto es especialmente importante en una situación como la que vivimos por el nuevo coronavirus. La piel sintética resiste bien la aplicación de alcohol y no se disuelve en él.
Esta es una ventaja comparativa del material desarrollado en universidades del país frente a recubrimientos de prótesis importadas en el mercado. Cada gramo del material compuesto obtenido tiene un costo de USD 4,20, con un beneficio para prótesis de personas de escasos recursos.