La escalada en roca fortalece a los músculos y a la mente

En los primeros encuentros, los especialistas comparten las medidas de seguridad. Foto: Cortesía

En los primeros encuentros, los especialistas comparten las medidas de seguridad. Foto: Cortesía

En los primeros encuentros, los especialistas comparten las medidas de seguridad. Foto: Cortesía

Actividades físicas y recreativas al aire libre se imponen tras largas jornadas de trabajo y de estudio dentro de casa para prevenir el covid-19. En la lista se destacan propuestas relajadas como el senderismo y camping nocturno, y otras más intensas como en el caso de la escalada en roca.

Esta última actividad seduce a grandes y chicos porque exige mental y físicamente para vencer el miedo a la altura.

Se la puede practicar en diferentes ciudades del país, según Juliana García, presidenta de la Asociación Ecuatoriana de Guías de Montaña (Aseguim).

A 90 minutos de Quito, por ejemplo, está Sigsipamba. Ese lugar rodeado de abundante naturaleza cuenta con una pared de roca natural que supera los 12 metros de altura.

También hay espacios privados. Para acceder a la pared de roca natural es necesario pagar por el ingreso. El costo lo pone cada propietario.

La clave para disfrutar de esta propuesta, que cada vez gana más adeptos, está en contar con la asesoría de un guía certificado, de un profesional.

La Aseguim –precisamente- es la organización que forma a los instructores; con ellos la aventura estará garantizada.

Varios de esos expertos trabajan con operadoras que ofrecen experiencias al aire libre. Es importante verificar que porten su credencial antes de contratar sus servicios. Esa licencia es otorgada por el Ministerio de Turismo.

Para sumarse a esta propuesta al aire libre solo se requiere de decisión y constancia. García cuenta que los principiantes, por lo general, desarrollan destrezas en muros artificiales o en paredes de piedra natural de fácil acceso.

En Quito también hay varios muros artificiales. Todos los establecimientos –por la emergencia sanitaria- mantienen un protocolo de bioseguridad para reducir al máximo el riesgo de contagio por covid-19. Entre las medidas están el uso de la mascarilla y el distanciamiento social.

La visita al muro artificial tiene como objetivo conocer los movimientos y el nivel físico del aventurero. En función de eso se diseña el plan de entrenamiento.

García comenta que el tiempo de aprendizaje varía, pero que muchas personas requieren de hasta seis meses para vencer el miedo a la altura sobre una pared de roca natural. Recomienda dedicar 60 minutos semanales a la práctica.

En ese tiempo las personas ganarán coordinación, resistencia física y fuerza muscular, pues se trata de una disciplina demandante. Por eso se sugiere combinarla con trabajos con pesas, dentro de casa o en un centro de acondicionamiento.

Los ejercicios que se enfoquen en fortalecer el centro del cuerpo (core) también resultan beneficios. Esa parte involucra a la espalda baja, zona abdominal y oblicuos. En la lista de opciones está el pilates.

La gente que se inicia en la escalada en pared de roca puede alquilar todo el equipo. Hay guías que se encargan de llevar el casco, las cuerdas, el arnés.
El equipo que ofrecen los instructores certificados se encuentra homologado internacionalmente, pues aquí lo más importante es la seguridad de cada participante.

Sobre las edades, los especialistas coinciden en que se trata de una alternativa viable para todas las personas. Es importante que el entrenador conozca previamente si el participante tiene afecciones en articulaciones o músculos determinados para elaborar un plan de acondicionamiento.

Tome nota

Los principiantes desarrollan destrezas en muros artificiales. Después, experimentan en una pared de roca natural.

Para ganar fuerza y perder el miedo a las alturas se sugiere una hora de entrenamiento a la semana, como mínimo.

La lista de guías  certificados está disponible en la página electrónica de la Asociación Ecuatoriana de Guías de Montaña.

La práctica de esta actividad facilita los recorridos por las diferentes montañas del país. En el Rucu hay una pared.

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