A esta postura se la conoce con el nombre de Padottanasana o también postura del Gran Ángulo. Colaboración Fernando Franco, Fotos: Patricio Terán/ EL COMERCIO
La emergencia sanitaria llegó y con esa los retos para activarse dentro de casa para mantener un estilo de vida saludable. Algunas personas optaron por el reto de las sentadillas y flexiones de pecho. Otras –en cambio- se animaron por el reto de las asanas invertidas.
Los fotos y videos de gente parándose de cabeza o de manos son tendencia en las redes sociales desde inicios del 2020, cuando apareció el virus.
Fernanda Franco es profesora de yoga y explica que el interés por ir más allá de posturas tradicionales como la del árbol o la del camello está relacionado con la necesidad de perder el miedo y de superarse.
También gustan porque invitan a vivir el presente, dejando de lado -al menos por un momento- los problemas que aquejan a la sociedad. “Nos ayudan, literal, a ver el mundo desde otra perspectiva”, añade Franco, especializada en Estados Unidos.
A este movimiento se lo conoce con el nombre de Sirsasana o parada de cabeza.
Para ejecutar cualquiera de esas asanas se requiere, además del entrenamiento, de mucha concentración y coordinación. Esto-precisamente- potencia la práctica constante de esos movimientos. Lo ideal sería dedicar una hora al día al reto de ver al mundo desde otra perspectiva.
Después, están los beneficios a nivel físico, mental y emocional. La profesora de yoga explica que estas asanas aportan resistencia y fuerza muscular, mejoran la circulación y el funcionamiento de diversos órganos. También mejora la autoestima. Las personas se sienten empoderadas.
Tras ganar fuerza muscular, los dolores de espalda se reducen significativamente. Esta molestia aqueja –sobre todo- a las personas que permanecen sentadas por mucho tiempo.
Se llama Sarvangasana o postura de la Vela.
De acuerdo con expertos en yoga, como Patty Pachón, todas las personas pueden salir de su zona de confort e intentar pararse de cabeza, por ejemplo, pues las asanas pueden modificarse para un trabajo progresivo y una práctica segura. La mayoría de movimientos se ajusta a las necesidades y habilidades de cada uno de los participantes.
Las personas con problemas en la zona cervical y mujeres en estado de gestación requieren del visto bueno de su médico de cabecera. A las mujeres que atraviesan su período se les recomienda dejar pasar los primeros días antes de sumarse a este entrenamiento.
Las especialistas explican que para una experiencia divertida y segura, se requiere necesariamente de la guía de una persona certificada, pues la ejecución de un mal movimiento aumenta el riesgo de sufrir serias lesiones.
En el medio nacional hay decenas de profesoras que se apoyan en varios recursos para facilitar el aprendizaje. Utilizan bloques, trípodes, etc.
Franco apunta que no hay un tiempo promedio para cumplir con una determinada asana a la perfección. Hay personas que logran pararse de cabeza en semanas, mientras que a otras les toma meses. Lo importante es desarrollar una técnica adecuada que no genere lesiones al practicante.