Sendero en el Parque Metropolitano. Foto: Patricio Terán/ EL COMERCIO
La mejor hora para hacer deporte es muy temprano en la mañana. Al despertar tenemos más energía y nos sentimos más activos. Si a esto se suman los horarios de trabajo, madrugar es la opción más efectiva.
Esto trae además otra ventaja, la posibilidad de conocer y admirar los paisajes del amanecer quiteño.
El ciclismo me permite recorrer senderos únicos y llegar muy alto. Desde los casi 3 000 metros de altura del Parque Metropolitano, o desde los
4 000 metros de las antenas del Pichincha, se puede admirar el resplandor de Quito y sus valles, con los colores que los primeros rayos de luz adoptan, en medio de las caprichosas formas de las nubes y las sombras que contrastan con el terreno.
Amanecer en el Parque Metropolitano. Foto: Patricio Terán/ EL COMERCIO
Estas fotos han sido captadas con un celular. Son momentos únicos, porque el amanecer dura unos pocos minutos y, conforme avanza el sol, el paisaje se transforma.