Terrorismo

¿Acaso todo acto que disguste a un Jefe de Estado puede ser considerado como terrorismo? La respuesta es ¡no! En el caso de Ecuador, el Código Penal desarrolla un capítulo sobre el delito de terrorismo. En este punto es necesario recordar que terrorista es un delincuente que organizado o no, practica actos de terrorismo, palabra que la Academia de la Lengua Española define como "Sucesión de actos de violencia ejecutados para infundir terror". Desde la óptica del Derecho Penal "el terrorismo se manifiesta mediante la ejecución repetida de delitos por los cuales se crea un estado de alarma o temor en la colectividad o en ciertos grupos sociales o políticos" (Enciclopedia Omeba, p. 155). No cualquier delito o acción puede constituir un acto terrorista.

Nuestra legislación califica como terrorismo a los actos ejecutados por médicos, enfermeras, farmacéuticos, tendientes a paralizar sus servicios. También son calificados como terroristas quienes ocultaren herramientas destinadas al salvamento, o a combatir el peligro, o para ayudar en una inundación, naufragio o en otra calamidad. De igual forma, es terrorista aquel que "destruya, deteriore, inutilice, interrumpa o paralice servicios públicos". Es catalogado de terrorista quien fabrique, sustraiga, use o introduzca en el país, armas, municiones o bombas, como también aquellos que formen parte de asociaciones como guerrillas, pandillas y similares.

Los terroristas pueden ser, en algunos casos, personas malvadas, delincuentes avezados, cuya intención es destruir, dañar, acabar con algo o con alguien, o con el propio Estado. Un grupo terrorista es, sin duda, las FARC, a cuya responsabilidad se encuentran miles de muertos, heridos, desaparecidos, secuestrados y, para completar su currículum, son traficantes de drogas. Protestar, ¿acaso es un delito como para ser tipificado como de terrorismo y, por ello, mandar a la mazmorra a quienes intervienen? A los jóvenes que salen a las calles a gritar y a los dirigentes sindicales que auspician protestas, se los compara con esos asesinos como son los terroristas. No estoy de acuerdo con actitudes violentas, ni de aquellas en que el interés particular está sobre el interés general, pero de ahí a presentar denuncias penales tipificando una acción cualquiera como si fuera terrorismo, es un ataque a la seguridad jurídica. Es una manera de amedrentar y silenciar a aquellos que no comparten las ideas del líder.

Por ello, las sentencias dictadas contra estudiantes secundarios, dirigentes de los profesores, o de dirigentes políticos, es una manera de acabar con los pocos focos de reclamo que buscan hacer conciencia en una población amilanada por el partido único. Es una forma de expresarse ante los frecuentes errores del Poder Ejecutivo, a quien nadie fiscaliza.

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