Durante las últimas tres décadas, la comedia se ha convertido en uno de los productos claves de la industria cultural estadounidense. Por un lado, toneladas de series anodinas y políticamente correctas como ‘Full house’, ‘Step by step’ y muchas más; por el otro, películas escatológicas, porno light como las franquicias ‘American pie’ y ‘Porky’s’.
Al margen de la bajísima calidad en sus guiones, predecibles en extremo, pues no importa que tan estúpido o decadente sea el personaje principal, al final siempre triunfan el amor y los valores familiares, su incidencia crítica sobre el sistema es nula. Por el contrario, son glorificación del american way of life y plataforma para vender productos de toda índole, transmitida monomaniacamente por todos nuestros canales de televisión abierta, los mismos que jamás han tenido el buen gusto y/o agallas de mostrarnos a los “chicos malos” de la comedia gringa, como Georges Carlin y Bill Hicks, personajes incómodos y turbulentos, comedia negra contra el Estado y la Iglesia Católica en una época en la que el discurso de Ronald Reagan y los dos Georges Bush calan hondo en el corazón de los estadounidenses.
Cigarrillo perpetuo en la boca y siempre con un libro en manos, recorrieron teatros y antros nocturnos en pueblos escondidos, escapando varias veces del linchamiento colectivo por parte de granjeros republicanos que no entendían cómo estos white trash –término despectivo para designar a un blanco pobre- atacaban todos sus valores e íconos. Frases demoledoras como “Por cierto estoy disponible para fiestas infantiles. Soy Beelzebozo, el payaso del infierno”, de Hicks, y el famosísimo monólogo ‘Siete palabras que no se deben decir en televisión’, de Carlin, son solo una muestra de la brillante irreverencia de este par de comediantes, quienes nos dejan como principal legado la certeza de que la comedia es mucho más que chistes malos sobre homosexualidad, gags, violencia, y que el humor fino es la mejor forma de atacar al sistema, algo que harían bien en aprender los comediantes ecuatorianos.
* Fernando Escobar Páez (Quito, 1982). Poeta y narrador. Ha publicado: ‘Missoginia’ y ‘Los ganadores y yo’.