El período de transición hasta el 24 de mayo, seguirá siendo de sobresaltos, con el poder absoluto dando manotazos a diestra y siniestra. En los últimos días, dos episodios confirman lo expresado:
El primero: la sanción a siete medios de comunicación, incluyendo EL COMERCIO, por no haber reproducido una supuesta investigación del panfleto Página 12 de Argentina, que pretendía descalificar al candidato de oposición en los días previos a las votaciones de segunda vuelta.
Su autora: una periodista conocida por su apego al kirchnerismo, hoy sujeto a juicios penales por actos de corrupción, y su máxima exponente, la viuda de Kirchner, con orden de arraigo y congelamiento de cuentas bancarias. Su fanatismo ha llegado al extremo de sustituir en la camiseta la imagen de la Virgen María, por una fotografía de la ex presidenta. Y el aprendiz criollo de Torquemada, instrumento útil al poder, pretendiendo dar ropaje jurídico a un acto vergonzoso contra la libertad de información, masacrada con la infame ley de Comunicación.
El segundo: un juzgamiento, sanción de cárcel y económica contra los miembros de la Comisión Cívica de Control de la Corrupción -entre ellos ancianos que son la expresión del saber, la integridad ética, el valor y el patriotismo -por querella del Contralor, que ha hecho gala de voltear la cabeza para no ver actos evidentes de corrupción de altos funcionarios del actual régimen; y él mismo acusado de recibir fundas con dinero en efectivo por sus “relevantes servicios”. Para, en continuación del sainete, luego de que se expidiera la sentencia condenatoria, que avergüenza a los jueces ecuatorianos, aparecer como el señor feudal perdona vidas que retira la acusación a pedido del presidente electo.