Esta vivienda se ubica en una zona conocida por las tradicionales casas de hacienda y por su arquitectura vernácula. Fotos: JAG STUDIO
Un escenario andino rodea a esta vivienda que tiene como principal acompañante al volcán Pasochoa, que alcanza los 4 200 metros de altura. Entre verdes montañas, aire puro de páramo, flora y fauna de los Andes, la residencia se ubica en la ladera nororiental del cráter, a 3 200 metros sobre el nivel del mar.
Con 170 m² de construcción, esta obra se concibe con una combinación de materiales, explica Juan Esteban Ruales, arquitecto del proyecto. Por un lado están los elementos contemporáneos como el acero estructural y el bloque de cemento; y por otro, los más tradicionales, como la piedra trabajada a mano, la madera, el ladrillo y la teja de barro.
El objetivo de la vivienda era adaptarse al entorno y que desde todas las estancias se aproveche la vista del paisaje andino.
Todo ello para lograr una armonía con el entorno natural, la arquitectura de la zona y casas de hacienda características del sitio.
El arquitecto cuenta que dadas las circunstancias del terreno, que tenía una pronunciada inclinación, implantaron la residencia en sentido contrario a la pendiente. Para ello se realizó un corte en el terreno para formar una plataforma que permita desarrollar la construcción.
Esta obra, que se pensó como un espacio de reunión familiar y de descanso para el fin de semana, tenía un requisito indispensable: que sea de un solo andar y que, en lo posible, todos sus ambientes puedan aprovechar la generosa vista del paisaje natural.
La madera y la piedra son parte del mobiliario y de espacios internos.
Por ello los espacios se disponen horizontalmente, articulados por un solo corredor que atraviesa toda la vivienda y el cual se incorpora a las diferentes estancias.
Ruales indica que se contaba con un presupuesto limitado y por esa razón la edificación no podía ser muy grande. Sin embargo, el pedido de la familia era que tenga áreas amplias para sus distintos usos.
Para lograrlo, se plantearon áreas compartidas y abiertas para el máximo aprovechamiento del espacio, dejando como áreas cerradas la parte privada de los dormitorios y los baños.
En cuanto a su composición, la vivienda tiene dos volúmenes de distinta materialidad, que buscan un contraste entre ellos. Como se mencionó antes con elementos naturales como la piedra y la madera. Esta última presente en la cubierta, marcos de ventanas y pisos del área social y dormitorios. La idea era lograr calidez en el espacio y que a la vez contraste con el blanco elegido para las paredes de la casa.
Estos dos volúmenes descansan sobre una plataforma y se entrelazan con la cubierta, creando nuevos espacios entre ellos, que a su vez pasan a ser parte del proyecto.
La cubierta a una sola agua se desarrolla en sentido contrario a la pendiente natural del terreno logrando una mayor amplitud en su fachada frontal, la misma que se abre a la vista del lugar.